El 20 de octubre de 1937, al caer Gijón y Asturias, el
enemigo dio por terminada su campaña del Norte. Inmediatamente empezó a
trasladar su ejército de operaciones hacia el Centro, dispuesto a golpear a
Madrid con los dos puños. El alto mando republicano, entendiendo ventajoso
adelantársele, montó precipitadamente su ofensiva desesperada contra Teruel.
Empezó ésta el 15 de diciembre, y el 29, habiendo quedado la plaza a
retaguardia sin tomar completamente, empezó la contraofensiva enemiga. Esta,
sobre recuperar la plaza, propinó una severa derrota al ejercito popular y ocupó
extenso territorio en el sector de la Sierra Palomera. Las bajas, del lado
republicano, fueron enormes, más, a causa del frío que por efecto de las
balas. Intervinieron en la operación unos 40.000 hombres, contra 10.000 que
defendían la ciudad. Los confederales participaron activamente con la 25 División
y dos Brigadas de la 28.
Atraido a aquel sector estratégico por propia querencia
del alto mando republicano, el enemigo montó rápidamente su ofensiva de
primavera. Las rudas pérdidas ocasionadas a los milicianos le hicieron pensar
en la conveniencia de explotar el desgaste. La de Teruel fue en verdad la
primera de una serie de batallas de desgaste.
La nueva ofensiva la iniciaron el 9 de marzo de 1938 y su
principal objetivo parece haber sido el Mar Mediterráneo. El avance se llevó a
cabo desde Zaragoza protegiéndose en la derecha del río Ebro. El éxito, quizá
inesperado, de esta operación, abrió el apetito a los facciosos; especialmente
al comprobar que la operación subordinada emprendida por el sector de Huesca
había rebasado los objetivos previstos. En vista de la completa desorganización
de las unidades republicanas, atravesaron con suma facilidad el Ebro por Pina.
La penetración se hizo avasalladora por el Norte y Poniente de Cataluña. La
operación principal prosiguió irresistible hacia el Maestrazgo y el mar. En
pocos días fue invadida la casi mitad del territorio leal de Cataluña, resto
de Aragón y parte de Valencia. En Cataluña propiamente dicha el avance se
detuvo el mismo, por alejamiento de las bases por temor a Francia, que alarmada
movilizaba tropas con dirección a la frontera, o quizá porque creyeran los
facciosos que Cataluña constituía el punto de mayor resistencia. El frente
catalán quedó estabilizado en una línea que seguía las confluencias de los ríos
Noguera Pallaresa, Segre, Cinca y Ebro.
En Barcelona, donde tenía su sede oficial el gobierno de
la República desde noviembre de 1937, las repercusiones del desastre militar
fueron enormes. Los rumores agravaban todavía más la situación. Soldados
huidos del frente que llegaban a la ciudad aumentaban la desmoralización. Por
otra parte la aviación enemiga no se daba reposo regando de bombas la población.
Los obreros, aterrorizados, abandonaban las fábricas. Las poblaciones más
importantes de la región eran masacradas sistemáticamente por los aviones que
despegaban de la base de la isla de Mallorca y por las salvas de los barcos de
guerra que impunemente se acercaban a la costa. Durante aquella nueva semana trágica
se registraron más de mil muertos y una cantidad enorme de heridos entre la
población civil.
Ante la gravedad de los hechos se impuso la tregua política
y quedaron pospuestos, que no eliminados, los rencores partidistas. Partidos y
organizaciones olvidaban momentáneamente sus querellas para suscribir patéticos
llamamientos a la serenidad. Se reprochaba con dureza la cobardía de los
desertores de los frentes y la de los dirigentes políticos de las ciudades
ocupadas por el enemigo, a quienes se amenazaba con fuertes sanciones. Decía
uno de aquellos documentos firmados por la U. G. T. y la C. N. T.: «Los nombres
de los obreros y obreras comprendidos en las sanciones señaladas serán
facilitados a los organismos de Guerra y de Fortificaciones.»
El desastre de Aragón tuvo la virtud de decidir a los
representantes de la C. N. T. y la U. G. T. a la firma de unas bases de unidad
nacional. Las gestiones, en lo que a esta etapa unificadora se refiere, habían
sido iniciadas desde el mes de enero y estaban en el punto muerto según uso y
costumbre. A últimos de 1937 la facción de la U. G. T. representada por Largo
Caballero había sido aniquilada de forma harto expeditiva. Relatemos muy rápidamente
este bochornoso proceso.
La facción del Partido Socialista que antes fue
prietista y ahora era negrinista, dueña de la Comisión Ejecutiva del Partido
desde antes de la guerra, empezó a desplegar su ofensiva en Valencia, valiéndose
de la Agrupación Local. La primera víctima fue la Provincial valenciana (26 de
julio de aquel año). Los mismos usurpadores, encabezados por el socialista y
gobernador civil de Valencia, Molina Conejero, y con ayuda de los guardias de
asalto cedidos por el ministro de la Gobernación, Julián Zugazagoitía,
tomaron por asalto el diario Adelante (otra trinchera de Largo
Caballero), que antes dirigía Carlos Baraibar y ahora dirigiría Cruz Salido
1.
1
Julián Zugazagoitía y Cruz Salido fueron entregados a Franco, y
fusilados por orden de éste, cuando la ocupación alemana de Francia. El
ex–ministro cenetista Juan Peiró y el ex-presidente de la Generalidad de
Cataluña Luis Companys sufrieron la misma suerte.
El 29, la U. G. T. sitiada y la C. N. T. firmaban unas
bases de unidad con carácter provisional (hasta que se reuniese el próximo
congreso ugetista). El mismo día le eran arrebatados a Largo Caballero, por sus
rivales, dos nuevos diarios: Claridad (que había sido su vieja trinchera
frente a El Socialista) y Las Noticias, diario robot de Barcelona.
Caballero anunciaba que iba a denunciar públicamente a sus enemigos mediante
una serie de discursos.
El 19 de agosto. La Correspondencia de Valencia («La
Corres»), el último periódico oficioso que le resta a Caballero, denuncia la
fusión del Partido Socialista de Jaén con el Partido Comunista de la misma
ciudad. El nuevo partido se llamará Partido Socialista Unificado. Pero la fusión
es desautorizada por Ramón González Peña, presidente de la Comisión
Ejecutiva socialista.
Los usurpadores presionan a Largo Caballero, que sigue
aferrado a la Comisión Ejecutiva de la U. G. T., para que convoque a los
representantes de las Federaciones Nacionales. Este dice que lo hará, pero se
niega a reconocer a las que adeudan más de dos trimestres de cotización, ateniéndose
a lo que expresan los Estatutos. Las Federaciones morosas lo son por complicidad
con los usurpadores.
El 1 de octubre los mismos usurpadores intentan asaltar
el domicilio de la Ejecutiva. Encuentran la puerta cerrada y toman la decisión
de reunirse en Pleno Nacional en la misma escalera. Allí se proclaman Comisión
Ejecutiva disidente. Esta Ejecutiva será motejada de Ejecutiva de la «Escalera».
El 2 hay un intento de asalto a «La Corres». Fracasado
éste, el gobierno suspende el periódico
2.
El mismo gobierno da órdenes al Banco de España para que se niegue a pagar los
cheques a nombre de la auténtica Ejecutiva, no obstante tener la firma
legalmente registrada. El dinero es entregado a la Ejecutiva apócrifa. El mismo
día 2 tiene lugar en Valencia una grandiosa manifestación popular a favor de
Largo Caballero.
2
La Correspondencia de Valencia fue incautada definitivamente
por los ugetistas negrinistas el 30 de noviembre de 1937.
El 7, los Partidos Socialista y Comunista, por medio de
su Comité de Enlace, celebran la escisión producida en la U. G. T. El mismo
Comité de Enlace se dirige a la C. N. T. invitándola a realizar actos públicos
de conjunto. La C. N. T. condiciona su participación a que previamente se
elabore un programa común de todos los partidos y organizaciones del Frente
Antifascista.
El 19, Largo Caballero pronuncia un gran discurso en el
Cine Pardiñas de Madrid, donde denuncia, aclamado y escuchado por una multitud
insospechada, todas las peripecias de que ha sido víctima, por comunistas y sus
colaboradores socialistas, desde que se negó a servir a Rusia desde el
gobierno. En uno de las pasajes significativos decía así:
« ¡Ah!, entonces, ¿por qué se ha hecho esta campaña?
Pues esa campaña se ha hecho, ¿sabéis por qué? Porque Largo Caballero no ha
querido ser agente de elementos que están en nuestro país, y Largo Caballero
ha defendido la soberanía nacional en el orden militar, en el orden público,
en el orden político y en el orden social. Y cuando ciertos elementos
comprendieron, bien tarde por cierto, que Largo Caballero no era un agente para
ellos, ¡ah!, entonces se emprendió la campaña con una nueva consigna contra mí.
Pero yo afirmo aquí que hasta poco antes de emprender la campaña a mí se me
ofrecía todo cuanto hay que ofrecer a un hombre que pudiera tener ambiciones y
vanidades; yo podía ser el jefe de Partido Socialista Unificado, yo podía ser
el hombre político de España, no me faltarían apoyos de todos esos elementos
que me hablaban, pero había de ser a condición de que yo hiciera la política
que ellos quisieran; y yo dije que de ninguna manera.»
Caballero se proponía continuar su campaña de mitines
por el país, pero el gobierno no lo permitió. El ministro de la Gobernación,
Julián Zugazagoitía, su viejo correligionario del Partido Socialista, llegó a
inmovilizarle por medio de sus guardias de asalto.
Finalmente, el 3 de enero de 1938 se celebró un Pleno
ampliado de las dos facciones de la U. G, T., presidido por León Jouhaux, que
hacia las funciones de mediador. En Mis recuerdos, Largo Caballero dice:
«Jouhaux se encargó de hacer el pastel. Este amigo
estaba entonces en Francia en una posición política de contemporización con
los comunistas ( ... ) y con ese criterio llegó a España. Celebró varias
conferencias, inclinándose casi siempre del lado de los de “la escalera”.
En una de las reuniones se acordó nombrar una comisión presidida por el
representante de la Federación Sindical para que presentase una propuesta de
solución. A propuesta de Jouhaux el dictamen se limitó a constituir un comité
mixto con elementos de las dos partes... Pascual Tomás nos manifestó que había
sido coaccionado por Jouhaux para terminar en seguida porque aquella misma noche
tenía que marcharse a Francia... Al designar los nombres de los que habían de
constituir la mitad del comité mixto me eligieron a mí, pero yo me negué a
aceptar. De esta manera me desposeyeron de un cargo que el Congreso Nacional me
había confiado por unanimidad...»
Con esta Comisión Ejecutiva firmó la C. N. T. su pacto.
El acuerdo fue posible por la presión de los ejércitos de Franco. En reunión
de la Comisión Ejecutiva (primeros días de febrero) se había aprobado un
programa de acción que debía ser sometido a la organización confederal. Las
proposiciones serían defendidas por los delegados Amaro del Rosal, Cesar
Lombardía y Edmundo Domínguez. La primera reunión tuvo lugar a mediados de
aquel mes. Por la C. N. T. estaban presentes Mariano R. Vázquez, Horacio M.
Prieto y Federica Montseny. Pero las conversaciones no fueron fructuosas hasta
que se produjo la terrible ofensiva enemiga del 9 de marzo. La C. N. T. presentó
sus contrabases el 13 de febrero.
Hagamos un estudio comparativo entre las bases de la U.
G. T., las contrabases de la C. N. T. y lo definitivamente acordado por ambas
organizaciones el 18 de marzo de 1938. Para simplificar el estudio resumiremos
las proposiciones o cláusulas y las presentaremos por medio de los anagramas
correspondientes. O sea, en la siguiente forma:
Aspecto Militar.―(U. G. T.) Propone la creación de un poderoso ejército
impregnado de espíritu antifascista, para aplastar a Franco y a los extranjeros
invasores. Los sindicatos deben respaldar intensamente al gobierno y dar a este
toda clase de facilidades y asistencias para conseguir este propósito.
(C. N. T.) Amplía este criterio en el sentido de
fortalecer el ejército con vistas, además, a las contingencias bélicas
exteriores.
(C. N. T. - U. G. T.) Acuerdan refundir ambos criterios
Comisariado.―(U. G. T.) El Comité de Enlace que se creará trabajará
para que los sindicatos respalden la labor del Comisariado de Guerra.
(C. N. T.) Añade que dentro del Comisariado las fuerzas
antifascistas deben estar equitativamente representadas, contra toda tendencia
monopolista.
(C. N. T. - U. G. T.) Se acepta en sustancia el criterio
cenetista.
Industrias de Guerra.―(U. G. T.) Ambas organizaciones sindicales
cooperarán con el gobierno para crear rápidamente una potente industria de
guerra. Correrá, a su cargo la vigilancia contra el sabotaje y la readaptación
de las industrias de paz a las necesidades de guerra. Formación inmediata de
Consejos Nacionales de Industria con participación sindical. Función que tendrán
estos consejos: regular la producción, los precios, los salarios, las
utilidades, la importación y exportación de productos y de acuerdo siempre con
las directrices del gobierno. Tales Consejos dependerán de un Consejo Superior
de Economía que creará el gobierno.
(C. N. T.) Creación de una Subsecretaría de Industrias
de Guerra y de un Consejo Nacional de Industrias del mismo carácter, con
representación del gobierno y de las Organizaciones sindicales. Este Consejo
asumirá la dirección técnica y administrativa en forma absoluta de las
industrias de guerra.
(C. N. T. - U. G. T.) Se acepta la primera parte del
criterio ugetista sobre necesidad de crear una potente industria de guerra y las
responsabilidades que se asignan a los trabajadores. La Subsecretaría de
Armamento, ya existente, asumirá la dirección única de acuerdo con el Consejo
de Industrias de Guerra, en el que intervendrán los sindicatos. Centralización
de todas las materias primas.
Nacionalización.—(U. G. T.) Nacionalización de las
industrias básicas. Centralización por el gobierno de las industrias
nacionalizadas. Dirección de las mismas por técnicos designados por el
ministerio correspondiente, pero teniendo en cuenta la opinión de los
trabajadores. Centralización bancaria con vistas a la nacionalización de la
Banca.
(C. N. T.) Rápida nacionalización de las industrias básicas
de producción de materiales de guerra. A saber: minas, ferrocarriles, industria
pesada, Banca, Teléfonos, Telégrafos y navegación de altura.
(C. N. T. - U. G. T.) Se adopta el criterio cenetista. La
necesidad de la nacionalización la comprobará el gobierno. Las industrias
nacionalizadas deben descentralizarse.
Banca.―(U.
G. T.) El gobierno debe tender a una centralización que prepare la
nacionalización de la Banca.
(C. N. T.) Mientras se tramita la nacionalización de la
Banca, el Estado debe garantizar la imparcial concesión de créditos a las
colectividades. Reconocimiento por el Estado del Banco Sindical Ibérico
(acordado por un Pleno Nacional Económico de la C. N. T., celebrado el 15 de
enero de 1938).
(C. N. T. - U. G. T.) No hay mención especial para la
nacionalización de la Banca y menos respecto al Banco Sindical Ibérico. El
Estado ayudará a las colectividades que sean de utilidad económica reconocida
siempre que se ajusten a la legislación.
Municipalización.―(U. G. T.) Todos los bienes,
muebles e inmuebles, de los propietarios fascistas son propiedad del Estado. Las
fincas urbanas serán usufructuadas por los municipios según las leyes que
dictará el gobierno.
(C. N. T.) Municipalización general de la vivienda salvo
los edificios de propiedad nacional y los de pequeña renta; de los servicios públicos
ordinarios y urbanos y los que se juzguen de interés general que no impliquen
lesión de intereses; de la Sanidad y la Asistencia social, compatibilizando con
todo ello los intereses del Municipio con los del Estado.
(C. N. T. - U. G. T.) Municipalización de aquellos
servicios urbanos que por su importancia y características la requieran. La
propiedad inmobiliaria –propiedad del Estado– (fincas urbanas, exceptuadas
las de pequeña renta) la usufructuará el Municipio mediante leyes que
promulgará el gobierno.
Economía.—(U.
G. T.) Creación por el gobierno de un Consejo Superior de Economía para
planificar la producción.
(C. N. T.) Formación de un Consejo Nacional de Economía,
dentro del Estado, compuesto por representantes de éste y de las organizaciones
sindicales. Dirigirá la producción, la distribución, el crédito, las formas
de retribución, el comercio en general, la inspección del trabajo, la
planificación. Facilitará a los técnicos, tanto de las Colectividades como
del Estado, los elementos necesarios y de estudio. Instalará escuelas de
preparación profesional y técnica con subvención del Estado.
(C. N. T. - U. G. T.) Creación de un Consejo Superior de
Economía, dentro del Estado, con participación sindical. Preparará el plan
económico nacional, regulará, especialmente en las industrias nacionalizadas,
la producción, la distribución, el crédito, precios y utilidades, la
exportación e importación, la retribución, el comercio, la inspección del
trabajo. El gobierno legislará en materia económica de acuerdo con este
Consejo. En cuanto a la preparación profesional, independientemente de lo que
haga en esto el Estado, los sindicatos ayudarán a elevar el nivel profesional técnico
y cultural de los obreros mediante cursos especiales con subvención del Estado.
Agricultura.―(U.
G. T.) Nacionalización e industrialización de la tierra y entrega de ésta en
usufructo a los campesinos que la cultivarán individual o colectivamente.
Intensificación de los cultivos de modo que no quede sin cultivar un palmo de
tierra aprovechable. Mejoramiento del nivel de vida de los trabajadores del
campo valorizando sus productos. El gobierno facilitará a los campesinos máquinas,
semillas, abonos y créditos a través del Banco de Crédito Agrícola. Fomento
de granjas experimentales y escuelas agrícolas para la preparación de técnicos
y administradores.
(C. N. T.) El suelo y el subsuelo son propiedad de la
nación. La tierra será entregada en usufructo a los sindicatos de la C. N. T.
y la U. G. T., preferentemente. El gobierno favorecerá a las Colectividades agrícolas
de ambas organizaciones mediante créditos (por medio del Banco de Crédito Agrícola,
mientras la Banca no sea nacionalizada), auxilios técnicos, centros de
capacitación y experimentación. Industrialización progresiva de la
agricultura y racionalización de los cultivos por el Consejo Nacional de Economía.
En todos los organismos que se creen con vistas a la reconstrucción agrícola,
ambas organizaciones sindicales estarán representadas al mismo tiempo que el
Estado.
(C. N. T. - U. G. T.) Rápida nacionalización de la
tierra. Esta deberá entregarse en usufructo, preferentemente, a las
Colectividades y Cooperativas agrícolas C. N. T. - U. G. T. Ambas
organizaciones defenderán todas las conquistas alcanzadas por los campesinos y
se esforzarán por intensificar la producción agraria. Reglamentación del
cultivo con el fin de que la explotación individual no entorpezca la colectiva.
Mejora del nivel de vida de los campesinos, valorizando los productos del campo.
Industrialización progresiva de la agricultura y racionalización de los
cultivos.
Colectivizaciones.—(U. G. T.) Identificación del movimiento
colectivista y cooperativo agrícola. Respeto para la pequeña propiedad rústica,
cultivada directamente. La tierra usufructuada por los cultivadores individuales
no podrá exceder de lo que pueda cultivar cada uno de éstos con su familia
Intensificar la formación de cooperativas agrícolas (una por cada
localidad) y legalización inmediata de las
Colectividades constituidas. Agrupamiento de las cooperativas en
federaciones regionales o provinciales e incorporación de las mismas al
movimiento cooperativo nacional e internacional.
(C. N. T.) Reconocimiento, intensificación y defensa
legal del sistema colectivista en las industrias, en el campo, en el comercio y
en todo el complejo económico que no haya sido objeto de nacionalización.
Reconocimiento del derecho de las Colectividades a organizarse entre sí, y a
crear una economía propia de acuerdo con las prescripciones oficiales y tributarias. Divulgación
de las cooperativas de consumo frente a la especulación del comercio menor de
la burguesía. Libertad en ambas organizaciones para fomentar las cooperativas
según su concepción peculiar. Revisión de las leyes existentes sobre
cooperación.
(C. N. T. - U. G. T.) Legalización de las
Colectividades. Determinar cuales de éstas deben continuar existiendo.
Necesidad de legislar sobre sus normas de constitución y funcionamiento.
Intervención del Estado en las mismas. Las Colectividades que no se ajusten a
la legislación deben desaparecer. Las ajustadas a la legislación y de
necesidad económica reconocida serán ayudadas por el Estado. La legislación
sobre Colectividades será propuesta por el Consejo Superior de Economía.
Propiciar la constitución de fuertes cooperativas de consumo al por menor, y
también de producción sujetas a una legislación muy restrictiva. Apoyo por el
Estado a las Colectividades agrícolas existentes, con preferencia a las de la
C. N. T. y U. G. T. y a las que constituyan voluntariamente, de acuerdo con la
ley, los trabajadores del campo. El gobierno facilitará a las Colectividades,
C. N. T. - U. G. T. preferentemente, maquinaria, semillas, abonos y créditos
por medio del Banco de Crédito Agrícola. Se crearan granjas agrícolas y
escuelas experimentales para la preparación de técnicos, mecánicos y
administradores de las Colectividades y cooperativas. Se respetará la voluntad
de los campesinos que prefieren el cultivo individual. Al cultivador directo le
será respetada la pequeña propiedad de la tierra legalmente adquirida.
Salarios.—(U.
G. T.) Establecimiento de un salario mínimo en relación con el costo de la
vida, pero teniendo en cuenta las categorías profesionales y el rendimiento de
cada uno. Se aplicará en las industrias el principio de «a más y mejor
producción, mayor retribución» sin distinción de sexo y edad.
(C. N. T.) Reajustes de salarios. Retribución que
permita obtener el mínimo imprescindible para cubrir las necesidades. Institución
de una Comisión Nacional Mixta de Salarios y Control Obrero, dependiente del
Consejo Nacional de Economía, que en cada industria y localidad regule la
retribución profesional con arreglo a las estadísticas y estudié fórmulas de
compensación familiar.
(C. N. T. - U. G. T.) Adoptada la fórmula propuesta por
la U. G. T. más la institución de una Comisión Nacional de Salarios y Precios
con representación de las centrales sindicales. Emprender por el gobierno el
estudio de fórmulas de compensación familiar por medio de leyes.
Control Obrero.—(U.
G. T.) El gobierno debe, promulgar una ley de Control Obrero que fije las
atribuciones y obligaciones de los obreros a este respecto. Debe abarcar:
control de la producción por los obreros y vigilancia de su rendimiento,
intervención en la administración y en los beneficios, condiciones de trabajo
y defensa de la legislación social. Los Comités de Control serán elegidos
democráticamente por sufragio directo de los trabajadores en fábricas y
talleres.
(C. N. T.) Legislación sobre control obrero en las
explotaciones no directamente administradas por los trabajadores.
(C. N.
T. - U. G. T.) Adoptada la fórmula propuesta
por la U. G. T.
Legislación Social.—(U. G. T.) Mantenimiento de los avances alcanzados
por el proletariado. Revisión de la legislación vigente para incorporarle
aquellos avances y eliminar preceptos en pugna con las reivindicaciones ya
obtenidas.
(C. N. T.) Revisión en el sentido de reconocimiento de
los avances de la revolución. Eliminar de esa legislación cuanto implique
retroceso. Legislación sobre Control Obrero, Seguro de Accidentes y Previsión
Social (enfermedad, vejez), creación de un Consejo Nacional Mixto de Enseñanza,
dependiente del Estado y con intervención de ambas sindicales para la reeducación
del pueblo por procedimientos racionales y a tono con el progreso científico y
moral que la revolución promete. Legislación especial para las empresas
extranjeras establecidas en España con vistas al rescate de los bienes
nacionales. Revisión de toda la legislación civil, penal y comercial. En todos
los organismos de índole sindical, estatal o mixta que se formen para distintos
fines deberán estar representadas la C. N. T. - U. G. T. con arreglo a la
proporcionalidad de sus fuerzas.
(C. N. T. - U. G. T.) Incorporar a la legislación social
vigente los avances del proletariado y eliminación de esta legislación de todo
aquello que esté en pugna con estos avances. Legislación sobre Seguros de
Accidentes y Previsión Social. Revisión de toda la legislación civil, penal,
comercial, etc. Rescate de la riqueza nacional para seguridad amplia de la
libertad de país. Política de ayuda por la C. N. T. y U. G. T. en todos los
aspectos para ganar la guerra rápidamente. En todos los organismos
representativos de índole sindical y oficial que se creen para los diferentes
aspectos concertados en las bases, intervendrán la U. G. T. y la C. N. T. en
proporción a las fuerzas que representen en el lugar en que se haya de
intervenir.
Aspecto político.—(C. N. T.) Ahora y siempre se compromete a defender
un régimen social de verdadera democracia, combatir toda pretensión
totalitaria de clase o de partido. Abrir un nuevo período constituyente que
incorpore las aspiraciones populares a una república socialista, democrática y
federal. La C. N. T. se compromete a realizar la inclusión efectiva del
proletariado en la gobernación del Estado español sin excluir de ello a las
fuerzas no proletarias en la proporcionalidad que les corresponde. La C. N. T.
recaba la constitución inmediata del Frente Popular Antifascista y la
reorganización del gobierno obedeciendo ambos a la razón de la
proporcionalidad numérica que cada partido y organización posean.
(C. N. T. - U. G. T.) Ambas organizaciones se comprometen
para que después de la guerra se garantice al pueblo, especialmente a las
clases trabajadoras, el derecho a darse aquella forma de gobierno que dentro de
una verdadera democracia corresponda al sacrificio realizado. Ambas
organizaciones estudiaran a la mayor brevedad la cuestión de su incorporación
al Frente Popular. La U. G. T. declara que no será obstáculo a la incorporación
de la C. N. T. en las funciones de gobierno.
Hasta aquí el cotejo de las bases y contrabases. Veamos
ahora algunos resultados. Constatamos primeramente que en el orden militar la C.
N. T. se suma al propósito de creación de un ejército poderoso propiedad del
Estado, y enriquece las atribuciones propias o interiores de este ejército con
las exteriores de cuño militarista, sin más garantías para el pueblo que las
harto menguadas del Comisariado, también propiedad del Estado.
Sobre la producción de guerra la C. N. T. acepta la sola
intervención de las organizaciones sindicales mediante un Consejo supeditado a
su vez al Estado, o su sucursal la Secretaría de Armamento. Pues mal se
compagina el que la Subsecretaría asuma la dirección única y a la vez de
acuerdo con los mencionados Consejos.
En el concepto siguiente la C. N. T. acepta espontáneamente
la nacionalización de las industrias básicas y que dicha nacionalización
quede librada al criterio del Estado. Se sigue colocando al Estado en la cúspide
de la pirámide social. Lo mismo ocurre con la nacionalización de la Banca, que
enriquece la C. N. T. con una Banca más: el Banco Sindical Ibérico.
Sobre Municipalizaciones la C. N. T. arría
definitivamente la bandera de su clásica concepción sobre los Municipios
libres, que apadrino la misma C. N. T. al inscribir como principal de sus
finalidades la lucha por el comunismo libertario. Comunismo libertario significa
siempre esto: un régimen social que tenga por principio el municipio libre
(comuna), autónomo y federable, concepción diametralmente opuesta al
centralismo del Estado y a la coexistencia con este Estado. Véase para mejor
ilustración el dictamen aprobado por el último Congreso de la C. N. T.
celebrado en mayo de 1936 en Zaragoza, que trata del «Concepto confederal del
Comunismo Libertario»
3. A través
del pacto C. N. T. - U. G. T. el Municipio continúa siendo un simple
administrador de las propiedades inmuebles del Estado militarista, centralista y
usurero.
3
José Peirats: La C. N. T. en la revolución española,
tomo I, página 120.
La mayor prueba de la congestión centralista de este
pacto la da el apartado sobre Economía. Un Consejo Superior de Economía dentro
del Estado, compuesto de representantes de éste y de las organizaciones
sindicales, lo monopolizará todo.
El Estado, dueño del ejército, de la industria, de los
Municipios y de la economía toda, es también dueño de la tierra
nacionalizada. Y los campesinos son sus simples arrendatarios. Persiste el
negocio estatal de usura a través de sus bancos de crédito nacionalizados.
De común acuerdo, la C. N. T. y la U. G., T. reservan al
Estado (a propuesta del Consejo Superior de Economía) la facultad de legislar
sobre Colectividades y la muy peregrina de intervenirlas. Y la de determinar cuáles
de éstas deben continuar o desaparecer. Sólo las ajustadas a la legislación
serán ayudadas por el Estado.
Ambas organizaciones aceptan la subsistencia del
asalariado y la inmoralidad de su escalonamiento por categorías. Y el principio
stajanovista de «a más y mejor producción, más retribución», sin distinción
de sexo ni edad.
Los Comités de Control serán elegidos democráticamente
por los trabajadores; pero el gobierno, mediante una ley, fijará las
atribuciones de los controladores, que serán controlados a su vez por el
llamado a ser controlado.
Las dos partes contratantes propugnan incorporar a la
legislación social vigente los avances realizados por el proletariado y
eliminar de esa misma legislación los retrocesos. Pero como fundamentalmente se
ha cambiado poco o nada, fácil va a ser la tarea de sumar y restar.
Y, para finalizar, están los aspectos políticos
mediatos e inmediatos. Por los primeros, la C. N. T. hace ofrecimientos
ilimitados. Empieza por reducir su irreductible incompatibilidad con el Estado a
una simple expresión de forma de gobierno. Hace solo hincapié en la forma
estatal totalitaria y olvida la lección de que todo gobierno lleva en la
mochila el bastón totalitario. Opta la C. N. T. por «una verdadera democracia
social», es decir: por una «República Socialista Democrática y Federal»,
jeroglífico que aclara quizá el propósito que manifiesta a continuación de
abrir «un nuevo período constituyente»; es decir, de intervenir abiertamente
en las contiendas electorales, abdicación pura y simple de su pasado apolítico.
Y por sí hubiera duda, todavía se compromete la C. N. T. a auncir el
proletariado al carro del Estado español.
En fin, como colofón, la C. N. T. no deja en saco roto
su reivindicación política inmediata de intervenir en el actual gobierno y en
cuantos se formen en lo sucesivo, apoyándose en la U. G. T., en la oportunidad
del pacto y a crédito del futuro cuerpo electoral
4.
4
Quede bien claro que el propósito fundamental de la C. N. T. en
este pacto era abrirse paso en el gobierno. Nótese también el desvío discreto
de la U. G. T. a este respecto.
Las frases de encendido elogio conque un veterano
socialista como Luis Araquistain saludó este pacto son el mejor epitafio:
«Se ha radicalizado el Partido Socialista como lo prueba
el proyecto de reforma del viejo programa que aprobó en marzo de 1936 la
Agrupación Socialista Madrileña. Se ha radicalizado también la U. G. T. en lo
político y en lo sindical, adscribiéndose en la mayoría de los sindicatos al
socialismo revolucionario y aceptando la misión revolucionaria que, a juicio de
Marx y Lenin, corresponde a los sindicatos en el período de transición del
capitalismo al socialismo. Se ha socializado la C. N. T. en el sentido de
reconocer la necesidad del Estado como instrumento de lucha y consolidación de
las conquistas revolucionarias en el interior y exterior del país. ¡Qué alegría
para un socialista leer el programa de nacionalización, de municipalización y
de colectivización, contenido en la propuesta de la C. N. T.! Parecen artículos
arrancados a nuestro programa socialista y, sobre todo, al proyecto de reforma
antes mencionado de la Agrupación de Madrid. Bakunín y Marx se darían un
abrazo sobre ese documento de la C. N. T.»
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