Debido a la conducta que viene
observando el Partido Comunista, se respira, un ambiente muy raro en todas
partes. En Cataluña, los comunistas habían conseguido, conquistarse la antipatía
de todos los que, incondicionalmente, no se habían entregado en brazos del
Partido importado. En éste, figuran hombres como Comorera, de dudosa
procedencia y que destila en todas sus manifestaciones, bilis a grandes dosis.
Incluso. se permitió decir públicamente, que los milicianos de los primeros días,
los que salieron de Barcelona, dispuestas a morir en la lucha, los que en sus
prisas por detener el enemigo, no vacilaron en recurrir a los medios más rápidos
de transporte, camiones, trenes, etc., eran una pandilla de tribus, desalmadas y
poco. menos que enemigas del régimen republicano. Esto causa una dolorosa
impresión en el frente. Si no hubiera sido por que los hombres de las
trincheras eran más conscientes que el factotum del P.S.U.C. (Partit Socialista
Unificat de Catalunya) -nombre que toma en Cataluña el Partido Comunista se
habrían, alzado en airada protesta y quizás le hubieran hecho sentir el peso
de la justicia popular.
Por otra parte, en general, en
retaguardia, las cosas no marchan como en los primeros días del Movimiento. Los
hombres que desempeñan cargos en las organizaciones sindicales y en los
partidos, solo. se preocupan de cuestiones políticas. De esa política baja,
desprovista de todo sentido constructivo y de soluciones prácticas.
Esto es debido a la natural
posición de contrapartida de los elementos comunistas; en realidad, la actitud
confusa de los demás, no supera, ni mucho menos, la torcida trayectoria del
P.S.U.C. en Cataluña ni del Partido Comunista, en el resto de España.
Se ha operado un viraje
desconsolador. Los obreros ya no piensan, como en los primeros días, en
trabajar largas jornadas para ayudar al frente. Solo piensan en trabajar lo
menos posible y en cobrar también el jornal más elevado posible. Esto
contribuye a una situación decadente, en sentido general. Hay fábricas y
empresas que no trabajan, que no producen nada absolutamente. Pero los Comités
de Empresa o de Control de las mismas, imponen el pago a los obreros meses y
meses. Mientras tanto no se piensa en otra cosa que en el jornal semanal. Se
pignora la maquinaria. Se hunde la economía. Pero ni por un momento, se piensa
en hacer producir estas fábricas y talleres, que son un lastre terrible. En
adaptar las industrias a fines prácticos para la guerra.
Impera solo un egoísmo. una gran
comodidad. El precio de los artículos, sube cada día. Ya solo pueden vivir los
que perciben elevados sueldos. Los que están bien situados, en cargos del
Estado o de la Generalidad y en el Ejército. Los que tienen familiares en
Aviación o Intendencia Militar. En fin, todos aquellos que, más de cerca o de
lejos, administran al erario público y las subsistencias en general.
Mientras tanto, los desgraciados de siempre. Los que no tienen a nadie qué les pueda favorecer, pasan hambre. Viven miserablemente. Escasea ya la comida. Y reina en millares de hogares el descontento.
Las organizaciones obreras y
partidos políticos, no dan solución práctica a los graves problemas
planteados en retaguardia.
Conviene señalar que tanto en
Cataluña como en Aragón, Levante y en la mayoría de los pueblos campesinos,
contrariamente a la desorientación reinante en las grandes capitales, en la
parte constructiva de la revolución, se imponía el buen sentido y se constituían
infinidad de Colectividades campesinas que lograron reagrupar en diversos
lugares a la casi totalidad de los productores del campo. Se construyen granjas
agrícolas, de incalculable valor e importancia. Se logra en sentido general,
una superproducción, que se pone toda a disposición de los organismos del
Estado y gracias a ella, se consigue, por espacio de mucho tiempo, equilibrar el
suministro de los frentes.
Las organizaciones sindicales y
partidos políticos, no dan solución práctica a los problemas que re plantean
en retaguardia. En las ciudades, no se solucionan las cosas. Los afiliados se
sienten cada día más desligados. Han dejado a la multitud abandonada a su
propia suerte.
Vemos como, entre la miseria de
millares de ciudadanos, nacen los nuevos "señoritos", miserables de
antes del movimiento, que se pasean por las calles cogidos del brazo de múltiples
queridas, haciendo grandes ostentaciones de su bienestar, escarneciendo las
miserias y las necesidades de todo un pueblo.
En este plan, se desarrollan los
acontecimientos en la retaguardia. Por eso los hombres del frente, cuando llegan
a la ciudad, en sus escasos permisos y contemplan este cuadro desconsolador,
vuelven inmediatamente al frente los unos, asqueados e dignados, y otros se
quedan en retaguardia, ya que creen que no vale la pena morir en las trincheras,
para mantener en las ciudades a tantos zánganos, y a tantos granujas.
De esta dura diatriba, no puede
escapar nadie. Es una verdad demasiado dura, pero al fin y al cabo, es una
verdad que no puede ocultare a nadie, aunque tenga la virtud de rozar a muchos y
entre ellos se encuentran algunos que mas o menos se crean limpios de toda
culpa. Conste que tal como escribo estas letras, mordiéndome el corazón por
estos recuerdos, piensan o pensaban igual los soldadas del frente. Es
indudablemente, la voz del frente la que habla aquí.
Los que hemos vivido siempre en
el frente, junto con los soldados, junto a los compañeros que luchaban con fe,
tenemos que declarar que, en esta contienda, han sido ellas los únicos dignos
de toda estima y de toda consideración. (Lo hemos dado todo en bien de la causa
del pueblo).
No es de extrañar pues, que en
este ambiente ocurriera algo anormal. Más que una cosa de principio, era ya de
malestar, de descontento, de fastidio. Los unos, porque no podían llegar a más
aspirando a ello. Los otros, porque vivían mal, porque estaban abandonados. Es
un malestar que va naciendo de la provocación constante y de la inconsciencia.
El Partido Comunista escoje su
primera víctima. Hace incapié de este malestar, para convertirlo en un arma de
partido. Es el P.O.U.M. (Partido Obrero de Unificación Marxista) el
predestinado. Se aprovecha como primer motivo la actuación, más o menos
reprobada -y hay que reconocer que lo era más que menos- del P.O.U.M. El
Partido Comunista oficial, no podía permitir que otros elementos se llamasen
también comunistas. Que les hicieran sombra. Que les minaran el terreno. Esto,
para ellos, representaba, a la larga, un peligro.
Aprovechando uno de los muchos
desaciertos del P.O.U.M. arremetieron contra este de una forma pública, parcial
y despiadada; sus hombres, perseguidos encarnizadamente. No trato de
justificarlos, pero si puedo disculparlos, ya que no fueron los hombres del
P.O.U.M., precisamente, los responsables en su integridad, de las torcidas
interpretaciones y desarrollo del conjunto general de las cosas, en retaguardia.
El Partido Comunista, declaró la
guerra a muerte a sus hermanos gemelos, los comunistas del P.O.U.M. y la lucha
se llevó a cabo con ensañamiento; se cometió contra estos, verdaderos
atropellos e incalificables barbaridades. Muchos fueron los que desaparecieron,
como por arte de magia. Y no fue menor el número de los entregados a los
Tribunales, tildándoles de fascistas, de enemigos del régimen, cuando en
realidad, no eran otra cosa que comunistas, llenos de errores si se quiere, pero
que no se sometían a la disciplina de Moscú.
Y es que los elementos del
Partido, tenían como lema el "calumnia, calumnia, que algo queda".
Como no le era posible, al
Partido Comunista, hacer con los partidos políticos y con las organizaciones
sindicales, lo que empezaba a poner en práctica contra el P.O.U.M., y menos en
Cataluña, donde la Esquerra Republicana y la C.N.T. (Confederación Nacional
del Trabajo) eran mayoritarias y mantenían unas posiciones mucho más sólidas
que el P.S.U.C. (nombre del partido comunista en Cataluña) se intentó por
todos los medios, desprestigiar al movimiento libertario y presentarlo frente a
la opinión, como un movimiento de desorden; para conseguir tal cosa, les era
necesario inventar algo, algo que a los ojos del mundo, pudiera parecer una
realidad, una confirmación de lo que por medio de su prensa, iba diciendo.
Para conseguir esto, no se repara
en medios. Y se recurre a la provocación.
En el edificio de la Teléfonica
de Barcelona, existía un Comité de Control Obrero, que regulaba las funciones
técnicas.
Este Comité, estaba integrado
por trabajadores afiliados a la Confederación Nacional del Trabajo (C.N.T.) y a
la Unión General de Trabajadores (U.G.T.). Contaba con la confianza de ambas
centrales sindicales. Su actuación, no perturbaba para nada la marcha de los
servicios, antes al contrario, los mejoraba en gran manera.
Esto, que es la cosa más
natural, irritaba a los señores del Partido que no querían que las
organizaciones sindicales obreras, tuvieran el menor control en los organismos
oficiales, control que ellos solos pretendían y aspiraban ejercer, con el fin
de que todo se fuera convirtiendo en su instrumento.
Se aprovecha que la Consejería
de Gobernación de la Generalidad de Cataluña esta regentada por Artemio
Aiguader. Un aventurero, sin inteligencia ni conocimientos. Un hombre, en fin,
capaz de prestarse a todo manejo, si le podía procurar un provecho. No importa
quien se lo propusiera. Y a este elemento escogió el Partido Comunista, para
que sirviera de agente en la provocación que maquinaba.
Así vemos como Artemio Aiguader, obediente a las "persuasivas" razones del P.S.U.C. dispone por medio de otro aventurero, de triste nombre, conocido de antaño por su mal vivir, Rodríguez Salas -que era Comisario General de Orden Público de Cataluña- la ocupación, sin previo aviso y mediante la fuerza, del edificio de la Teléfonica de Barcelona.
Los trabajadores, que prestaban
allí sus servicios -todos de la U.G.T. o de la C.N.T.- protestan de este
atropello. Pero los agentes, los guardias asaltantes, obedecen ciegamente las órdenes
recibidas y pretenden incautarse del edificio por la fuerza. Se suscita el
primer incidente. Se oyen los primeros tiros. La tragedia de Mayo ha empezado.
Los Comités de las
organizaciones sindicales C.N.T. y U.G.T. no saben explicarse lo que pasa.
Reciben las primeras noticias y se indignan. Inmediatamente, exigen una
satisfacción. La destitución fulminante de Aiguader y Rodríguez Salas. No
hemos podido averiguar obedeciendo a qué presiones, el Presidente Companys -que
comprende e incluso conviene en que la provocación ha partido de los aludidos
sujetos- no los destituye inmediatamente, como solicitan ambas sindicales. En
conversaciones estúpidas y dilatorias, pasan algunas horas que contribuyen a
complicar los acontecimientos; el rumor de lo ocurrido en la Plaza de Cataluña
va propagándose y se alarga en proporciones tales, que expontáneamente se
movilizan en Barcelona, los elementos que miraban con desagrado la perniciosa
actuación del Partido Comunista del Partit Socialista Unificat de Cataluña. Y
aliados de estos, infiltrados en la policía y centros oficiales, amplían las
provocaciones.
Se extienden ya los incidentes.
Las organizaciones sindicales C.N.T y U.G.T. recomiendan serenidad a sus
afilados, pero ya no pueden sujetarlos.
Para enconar, para envenenar si
cabe más la cuestión, sale la guardia civil a la calle, -esa guardia civil que
aun existía para vergüenza de todos nosotros a provocar a los trabajadores. Y
continua la lucha en las calles.
Federica Montseny. ministro del
Gobierno de la República, tan conocida de todos y tan estimada por los
trabajadores de Barcelona, habla por radio y recomienda serenidad. Garcia
Oliver, ministro también hace lo mismo. Los Secretarios de los Comités
Regionales de la C.N.T. y U.G.T. hablan también. Todos recomiendan calma,
serenidad.
Por otra parte, obedeciendo sin duda extrañas órdenes, la guardia de asalto procedente de Levante, se traslada hacia Cataluña para reprimir los sucesos. Esto se interpreta, por la opinión catalana, como otra provocación. Y en algunos pueblos de Cataluña, principalmente en todos los de la comarca de Tarragona, se exacerban los ánimos de tal forma, que se llega hasta el extremo de que los ciudadanos, para evitar la llegada de estas fuerzas a Barcelona, vuelan algunos puentes, interrumpiendo así las comunicaciones por ferrocarril y por carretera.
Finalmente, dimite todo el
Gobierno de la Generalidad de Cataluña. Y salen del mismo los agentes
provocadores, los instrumentos del P.S.U.C. Artemio Aiguader y su acólito Rodríguez
Salas. Se constituye un nuevo Gobierno. En este, está representada la U.G.T. y
la C.N.T. por medio de los propios Secretarios de sus Comités Regionales.
Terminan los actos de violencia,
en la misma forma no coordinada que principiaron. Sin saberse como ni porqué.
Renace de nuevo la calma en toda Cataluña.
El movimiento de Mayo, no fue
otra cosa que un acto de protesta y de repulsa a una provocación. Un acto
elocuentísimo, de la disconformidad existente con la actuación de los
comunistas.
Y lo inconcebible vuelve a
suceder. Cuando la calma es completa, los ánimos de todos serenados, cuando los
trabajos son reanudados con normalidad; se inicia, sin saberse a qué viene una
brutal represión contra los elementos que no comulgan con las ruedas de molino
de Moscú. El ambiente continua enrarecido, propicio a toda clase de violencias
y de extralimitaciones.
En el campo es donde. con más
violencia, se comprueba la represión.
El Partido Comunista, con su
provocación constante, logra ridad agrícola de las Colectividades en el campo,
no porque fuera contraría a las mismas, sinó porque no las controlaba, ya que
estaban en manos, en su totalidad, de los campesinos afiliados a la C.N.T. y a
la U.G.T., se dispuso a destruirlas; entonces es cuando, ya sembrada la cizaña
en les centros urbanos de las provincias, se dedicó a la persecución y a la
destrucción de las Colectividades.
De esto nos podrían hablar mucho
los campesinos y agricultores de Cataluña, Levante y Aragón. De esta última
región por conocer exactamente lo ocurrido, nos ocuparemos más tarde y daremos
detalles precisos, para comprobar la veracidad de cuanto dejamos dicho, que es
el fiel reflejo de la realidad.
El partido comunista, con su
provocación constante, logra finalmente sus propósitos. En Cataluña se
constituye Otro Gobierno, en el que predomina absolutamente el P.S.U.C. último
retoño del Partido Comunista. En España, consigue la dimisión. del Gobierno
que preside Largo Caballero y se constituye otro sin representantes de las
organizaciones sindicales, presidido por el Dr. Negrín -fiel instrumento del
Partido Comunista- cuya actuación no ha podido ser más funesta para la República
Española.
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