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CAPITULO XIV

 

LA OFENSIVA ENEMIGA EN ARAGON

 

La calma era absoluta. No obstante, los Estados Mayores del Ejército Republicano, convenían en que el enemigo, una vez rehechos sus efectivos, diezmados en la campaña del Norte y en la de Teruel, emprendería seguidamente una fuerte ofensiva, sobre uno de los frentes.

Parecía descontado que en el de Madrid, no atacaría el enemigo. Allí se habían conseguido unas fuertes fortificaciones y existían una seguridad tal en las posiciones ocupadas por las fuerzas republicanas que, de intentarse un ataque por dicho frente, se preveían nuevos fracasos como los obtenidos por las armas fascistas en sus otros intentos realizados anteriormente sobre la capital de España.

En el Sur, la tranquilidad era también absoluta. Aparte de las minas de Almadén no existían allí zonas de importancia militar, que permitieran suponer una ofensiva a fondo del enemigo. De no contarse, en aquellos terrenos, con un contingente grande de trabajadores para explotar la tierra, poco resultado produciría el apoderarse de muchos o pocos kilómetros.

Todo pues, hacía prever que la ofensiva del enemigo se desencadenaría en el frente de Aragón.

Desde hacía días, nuestros Observatorios —los de la 26 División— emplazados tan solamente a 18 kilómetros del centro de Zaragoza, acusaban movimientos de tropas en direcciones bien concretas. Esto, unido a otra clase de informaciones que se proporcionó la 2a sección de nuestro Estado Mayor, hizo que se previniera seguidamente al Cuerpo de Ejército —para que este lo trasladara al Estado Mayor Central— de lo que ocurría con respecto a movimientos de fuerzas, concentraciones y movimientos del enemigo. Podemos hoy vanagloriarnos de que, las informaciones facilitadas por mi Dívisión, fueron exactas y previnieron con tiempo lo que ocurriría o sea la ofensíva enemiga e incluso, el lugar exacto donde empezaría a desarrollarse.

Unos días antes de la ofensiva fascista sobre el Sur de Aragón, sobrevolaron la zona comprendida entre las dos líneas en la parte sur y centro— unos ciento cincuenta aparatos enemigos entre cazas y bombarderos, Realizaron una serie de pruebas, marcando grandes estelas de humo en el espacio, lo que nos llamó poderosamente la atención, ya que hasta aquel entonces, la aviación franquista no la habíamos visto nunca sobre nuestros puestos de mando si no era para bombardearlos incesantemente.

En este plan, preparados debidamente por nuestra parte, esperábamos el desarrollo de la ofensiva enemiga la cual se hizo esperar.

En la noche del diez al once de Marzo de 1937, el enemigo se pone en movimiento. El ataque, toma la dirección desde las proximidades de Zaragoza, entre los ríos Ebro y Huerva sobre las posiciones de El Sillero, en dirección a Belchite por el ejé de Azuara-Lécera-Puebla de Hijar-Hijar y Azaila.

Se produce un momento de confusión inexplicable. Hubo la consiguiente espantada, entre las tropas de la 44 División, que guarnecen el Sillero. Y las mismas, presas de pánico, abandonan las posiciones. La ruptura del frente de Aragón, por la parte Sur-Ebro, era ya un hecho.

El enemigo tenía preparadas, como de costumbre infinidad de fuerzas, en diferentes puntos del frente de Aragón, siguiendo su norma de tanteo para probar el punto del frente que menor resistencia le ofrecía, para lanzarse por el mismo a explotar el éxito. Viendo que nuestras fuerzas del sector sur del Ebro, no oponían casi resistencia a las suyas, procedió a la concentración de sus tropas de maniobra sobre aquel punto y, una vez roto el frente, emprendieron las mismas su marcha triunfal sobre Belchite, que tomaron poco después.

Las fuerzas que guarnecían la parte norte del río Ebro, desde Osera a Puig-Ladrón, pertenecientes todas ellas a la 26 División, extremaron su vigilancia y la 121 Brigada mixta de la División, que estaba de reserva, se puso inmediatamente a punto de marcha, para acudir a donde las necesidades del frente lo exigiera. Se sabía, que el enemigo desde el primer momento, no encontraba resistencia y progresaba con bastante facilidad, hacia a Azaila y Quinto. Nuestra División, la 26, que se encontraba en cuña unos 25 kilómetros más adelante, alargó el frente desde Osera hasta Gelsa, con el fin de evitar que el enemigo, si lograba sus propósitos de tomar Quinto y partiendo desde Fuentes, intentaba alguna acción para vadear el río con el propósito de cortar la vía de comunicación que une Lérida-Fraga-Bujaraloz con Zaragoza (o sea la carretera general de Madrid a Francia por la Junquera). Esta importante vía de comunicación, estaba en manos de las fuerzas republicanas hasta la altura de Osera, donde se mantenían posiciones de resistencia tal, que si el enemigo hubiera intentado una acción por las márgenes del Ebro, seguramente hubiera sido batido facilmente por nuestras fuerzas que, sobre aviso no perdían ninguno de los movimientos visibles del enemigo.

A las 2.10 horas de la madrugada del día 11 de Marzo, se llama urgentemente a una conferencia telegráfica al oficial del servicio del Estado Mayor. Personado este en la cabina telegráfica mantiene la siguiente conferencia con el oficial del servicio del Estado Mayor del XI Cuerpo de Ejército:

"Avise al oficial de servicio de la 26 División de parte del oficial de servicio del XI Cuerpo de Ejército. Presente oficial servicio 26 División. Aquí oficial servicio XI Cuerpo Ejército que te saluda. Te comunico que el general jefe del Ejército del Este en teletipo me dice lo siguiente: Ordene que Brigada 121 se concentre en zona Monegrillo. Farlete para emprender marcha con toda urgencia a Sástago donde quedaré a las órdenes del jefe del Ejército del Este debiendo presentarse su jefe en R.T. 2 de Samper de Calanda. Tan pronto tengais la Brigada en movimiento avisad. Se os enviarán cincuenta camiones en los que debe empezar a salir la Brigada y posteriormente llegará el resto del material que preciseis. Los camiones quedarán en Sástago al servicio de la Brigada hasta nueva orden. Lo que os comunico para el exacto cumplimiento dándome cuenta del momento que emprendan la marcha y también, cuando haya salido toda la Brigada. — Oficial servicio División contesta: "Correspondo saludo. Quedo enterado orden y procedo trasladar la misma a jefe División y Brigada para su cumplimiento. Salud. Salud."

En virtud de esta orden, se dispone la salida urgente de la 121 Brigada mixta hasta Sástago. Pero a pesar de la urgencia de la orden, el material de transporte prometido no llega. Y va clareando el día. A las 5,56 de la mañana, vuelven a llamar telegráficamente del XI Cuerpo de Ejército. Y se sostiene la siguiente conversación:

"Haz favor avisar a oficial de servicio de la 26 División. Presente oficial servicio 26 División. Aquí oficial, vicio Cuerpo Ejército que te saluda. Te llamo para saber si ya han salido las fuerzas de la 121 Brigada mixta conforme se ha ordenado. — Respuesta oficial servicio División): "En este momento aún no han llegado los camiones prometidos. Las fuerzas están preparadas para emprender la marcha". — (Oficial servicio Cuerpo Ejército): "Ahora hablaré con Ejército del Este para ver que pasa con los camiones. Al propio tiempo rectificando orden anterior te mandaré seguidamente por escrito dispón que solo marchen tres Batallones de 121 Brigadas quedando el otro de reserva dentro del sector de División. Quieres algo. Nada. Salud."

El jefe de la 121 Brigada mixta cumpliendo nuestras órdenes, se anticipa a la salida de las fuerzas de la Brigada para presentarse al Ejército del Este. Y a su regreso de Sástago —dondé ya habían llegado las fuerzas— me dice telefónicamente lo siguiente:

"Llegué a Sástago y desde allí, me fui a Samper de Calanda donde ya no había nadie. Reinaba en aquel pueblo un gran desconcierto. El puesto de mando del Ejército había cambiado de lugar y no hay forma de localizarlo. Fui a Hijar —en Samper no había telefóno— Y tampoco pude aclarar el paradero del mismo. Finalmente desde Escatrón logré localizarlo telefónicamente y se me ha dado la órden de que me ponga a disposición con mis fuerzas del teniente coronel Quijano que dicen se encuentran entre Hijar y Albalate. Regresaba hacia Sástago y he visto que tropas propias pasan desordenadamente por Hijar y Azaila. En Sástago, mismo están pasando fuerzas de diferentes Unidades que abandonan las armas. ¿Que hago?."

En vista de esto, ordeno al mencionado jefe que las fuerzas permanezcan en Sástago y que, desde aquel pueblo y la otra margen del río, organicen la defensa para que si el enemigo consigue llegar a la población, no pueda atravesar el puente que existe sobre el río. Mientras tanto, dispongo que envie una patrulla de reconocimiento hacia la Zaida a Hijar, al regreso de la cual nos informa que el enemigo ha cortado ya la comunicación entre Azaila e Hijar.

Van pasando fuerzas por el sector guarnecido por la 121 Brigada mixta que huyen a la desbandada e incluso, antes de pasar el puente, arrojan las armas. Los soldados y principalmente los mandos de la 121 Brigada, se multiplican para impedir aquella huída. Hay algunos mandos de las fuerzas que se retiran, que van con ellas en la misma forma, desmoralizados plenamente, sin ningún sentido de responsablilidad. La mayoría, de la 44 División. Pasa en huída vergonzosa, la Brigada Internacional (no son estos los internacionales que lucharon tan soberbiamente en Madrid. Estos no merecen ningún respeto).

En vista de los informes que llegan y de lo crítico de la situación, me traslado inmediatamente a Bujaraloz, donde el comandante militar de la plaza, me informa de la situación creada en la misma, por la llegada de infinidad de soldados, mandos y comisarios desmoralizados que han cruzado el río altura de Caspe y han llegado hasta allí. Ordeno que se concentren inmediatamente las fuerzas recogidas en aquella plaza, se las clasifique por Unidades y que no se permita que marche nadie, en espera de las órdenes que daría posteriormente.

Voy dirección Sástago. El espectáculo visto en el camino es difícil de olvidarlo. Pasan centenares, de soldados, con los piés hinchados, deshechos moralmente y deshechos también por la fatiga de larga caminata, que van los unos en dirección a Bujaraloz y otros, que no pueden más, quedan tendidos en el suelo, por las cunetas, por los campos.

Cerca del puente de Sástago, veo al jefe de la 121 Brigada mixta que me informa más ampliamente de lo que había hecho, sobre la situación. En los alrededores de su P.C. se encuentran millares de soldados, que han podido ser detenidos allí, por las fuerzas compuestas de personal de servicios auxiliares de la 26 División, que estaban allí para suministrar la comida, munición y todo lo necesario para combatir eficazmente.

La situación es grave. Gravísima, para la 26 División, que en su izquierda, no tiene otras fuerzas que las que huyen a la desbandada. Ante ello, se moviliza todo el personal. Los soldados de Cuerpo de Tren, Intendencia, Zapadores, Sanidad, incluso el personal clasificado apto para servicios auxiliares únicamente, los propios musicos de la banda, abandonan todo. Cojen el fusil. Y se establece una línea a lo largo de la margen del río Ebro, desde Sástago hasta Osera. Línea de vigilancia solamente, ya que las escasas fuerzas reunidas, no habrían podido hacer frente de forma eficaz a una acometida del enemigo. Su misión consistía en avisar urgentemente al Estado Mayor de la División, de cualquier intento de paso del río por el enemigo y de hostilizar al mismo, si intentaba este paso, hasta dar tiempo a la llegada de las fuerzas de reserva que, para toda la División, habían quedado reducidas a un solo Batallón.

Van pasando fuerzas de diferentes Unidades, que abandonan el frente. Los mandos, comisarios, e incluso los soldados de la 121 Bricada mixta se multiplican para conseguir que cesen en su loca carrera. Por la persuasión primero, se intenta convencerlos. Con la pistola y el fusil después. Todos los medios se emplean, para conseguir que estas fuerzas, no se alejen del frente y vayan concentrándose, más o menos ordenadamente.

Mientras tanto, la situación de Quinto y la Zaida es dificilísima. Ello me obliga a ordenar, de acuerdo con el mando del XI Cuerpo de Ejército, ya que el mando del XII Cuerpo de Ejército, de quien dependen aquellas poblaciones, no se encuentra por parte alguna, la evacuación de la población civil y militar de la Zaida y de Quinto. Las primeras lo realizan por el puente de Sástago y las restantes por el pontón situado a la altura de Gelsa.

El enemigo continua avanzando en dirección de Sástago y Escatrón, dejando de momento Quinto, por cuyo motivo las fuerzas de la 143 Brigada mixta, que guarnecen aquella plaza, pueden prolongar su resistencia; no tienen peligro de quedar envueltas, pudiendo, en caso apurado, pasar el río por diferentes vados —lo que hacen después— y unirse así a las fuerzas de la 120 Brigada mixta de la 26 División, que desde la otra margen del río, pueden protejerles fácilmente la retirada.

Por fin, queda limpia la margen izquierda del río Ebro de fuerzas propias. Se conservan solamente en Sástago, dos compañías de la 121 Brigada mixta, que cubría la retirada desordenada de las fuerzas del XII Cuerpo de Ejército.

El enemigo, que ha ocupado ya sin resistencia la Zaida, Hijar, Pebla de Hijar, Azaila, se dispone a conquistar Sástago. Pero en su intento, se encuentra por vez primera con una seria resitencia. Las dos compañías de la 121 Brigada mixta que allí están destacadas, se baten encarnizadamente, obligándole a replegarse. Otro asalto es rechazado, como el anterior. Y entra entonces en juego la artillería, la aviación y las abundantes máquinas, que dispone el enemigo. Los tanques, abren la marcha contra aquel pueblo defendido escasamente por doscientos hombres, que se multiplicaban en su afán de causar bajas en el enemigo.

La difícil situación en que se encontraban los mismos, obligó a que se les ordenara el abandono de aquel pueblo. Despúes de resistir todo un día, el 13 de Marzo de 1937, las fuerzas que quedaban de las dos compañías de la 121 Brigada mixta cruzaron el puente de Sástago, el cual volaron después de ser atravesado por el último hombre. Escasos minutos después, cinco tanques enfilaban el puente inutilizado.

Se puede afirmar plenamente, que la única resistencia sería opuesta al enemigo hasta aquel momento en todo el sector del Sur-Ebro, fue la de los bravos soldados de dos compañías de la 121 Brigada mixta, de la Divisi6n 26, del XI Cuerpo de Ejército.

Volado el puente, la artillería enemiga se coloca cerca del mismo, en la otra margen del río, y dispara constantemente sobre las posiciones propias. Nuestros soldados, bien parapetados, resisten impasibles el cañoneo. No lo hacen igualmente las fuerzas que habían atravesado el río, y que después de incesantes esfuerzos, se habían podido concentrar en aquellos alrededores. Aterrados, con una moral quebrantadísima, sin mandos conscientes, huyen desordenadamente en todas direcciones. Los observatorios enemigos las localizan, y el fuego sobre ellas es incesante. Las fuerzas de la 26 División, se esfuerzan para impedir que se muevan, y obligarles a que se peguen al terreno, que no se expongan tontamente.

Hay que tener en cuenta que, volando el puente de Sástago, debido a las defensas naturales de la zona, el enemigo, aunque lo quisiera, no hubiera podido pasar el río y por lo tanto, las fuerzas que están en la otra margen, están libres del peligro de ser sorprendidas, ni mucho menos pueden ser copadas por los atacantes, que solo tienen como eje de penetración, las vías de comunicación. Escatrón-Caspe. Los que huyen no pueden darse cuenta de esto. Están locos, ciegos. Se consigue, tras duros esfuerzos, sujetarlos en su sitio.

Entonces todas las fuerzas que han pasado el río son reagrupadas, cada una en su propia Unidad y puestas en condiciones de ser empleadas en caso de que las necesidades del Sector del río —de Caspe a Osera— lo exigieran.

Mientras esto sucede, del Cuartel General del XI Cuerpo de Ejército, piden incesantemente noticias ya que ni al XII Cuerpo de Ejército ni el Ejército del Este, indican nada concreto de la situación. Y a este efecto, reproducimos una conferencia telegráfica sostenida desde el puesto de mando del XI Cuerpo de Ejército con el de mi División, que dice así:

"Avise al jefe de la División 26. — El jefe de la División no se encuentra aquí. Se ha trasladado a Sástago para comprobar personalmente la situación. — Bien, avise pues al jefe de la sección de Estado Mayor. — Se le avisa.

"Presente jefe información 26 División. Aquí jefe de Sección del Cuerpo de Ejército que le saluda. Notifique usted enseguida por este conducto cuantas noticias del frente del río Ebro se tengan con distribución de fuerzas y cuantas se hayan adquirido del enemigo situado al otro lado del Ebro. Asímismo de la línea propia en esa zona. Punto. También quiero saber si las fuerzas de la División 44 que han pasado el río por Sástago iban al mando del mayor Muntaner. Conteste. (Respuesta del jefe de Información de la 26 División): "Correspondo saludo. Nuestra línea en el río desde Osera a Sástago se ha organizado formando dos Agrupaciones la primera hasta Gelsa con fuerzas de la 120 Brigada guardias de Asalto y Unidades de la 143 Brigada mixta que cruzaron el río. Desde Gelsa a Sástago hasta establecer contacto con nuestra 121 Brigada mixta que ocupa dicho pueblo. Se organiza actualmente la fuerza a base de todo el personal de servicios auxiliares de la División y agrupando también a individuos de distintas Unidades del XII Cuerpo de Ejército que se refugiaron entre Gelsa y Velilla y también la compañía de guardias de Asalto de ese Cuerpo de Ejército. Punto. El jefe de la División se ha entrevistado con el de la 121 Brigada mixta y comprueba personalmente la situación. La línea telefónica con la 121 Brigada es deficiente y se está procediendo al montaje de una línea directa en todo el frente del río. El batallón de la 31 División que ha llegado hoy y las compañias de ametralladoras anunciadas se distribuirán en los puntos más peligrosos de nuestro frenté. En cuanto al enemigo se han observado movimientos de fuerzas aproximándose a estación de Pina, Ermita del Bonastre y Quinto, puntos que ha ocupado siendo hostilizados por nuestra artillería. Desde Fuentes a Quinto se ve muy poca fuerza y escaso movimiento en todo el frente del ala derecha de la División. No tenemos datos aún sobre identificación de las unidades enemigas que se solicitan rápidamente a información 120 Brigada. ¿Quiere algo más? (Jefe información Cuerpo Ejército dice): "Dígame si el mayor Muntaner que es el jefe actual de la 44 División se ha presentado después de haber pasado el río. (Jefe información 26 División dice). "Lo ignoramos. No se si habrá pasado en Sástago pero de todos modos lo preguntaré al jefe de la División que como digo está en aquella plaza. Puedo avanzarle que cumpliendo lo que se ordenó se indicó al jefe de la 143 Brigada que cruzara con sus fuerzas el río desde Bonastre hasta nuestra orilla, pero lo efectuaron solo tres compañías ya que el mencionado capitán dijo que tenía otras órdenes. Debo añadir que en Sástago se han presentado grandes contingentes de soldados, oficiales y jefes fugitivos y asimismo en Bujaraloz hay un gran contingente de oficiales y soldados que abandonaron el frente, pertenecientes a la 11 Brigada internacional. ¿Nada más? (Jefe información XI Cuerpo Ejército contesta): "Sí. Si habla telefónicamente jefe División, - dígale que jefe Cuerpo va hacia Bujaraloz para hablar con él. Nada más. Saludos. (Jefe Información 26 División): "A sus órdenes. Le correspondo."

Efectivamente. De acuerdo con lo que se dice en la conversación telegráfica sostenida entre los jefes de Información del Estado Mayor del XI Cuerpo de Ejército y el de la División, yo me encontraba en Sástago. Después de cambiar impresiones y cursar las oportunas órdenes al jefe de la 121 Brigada mixta, me traslado hacia Bujaraloz y allí me avisa el comandante militar de la Plaza que, telefónicamente le han indicado que aguarde la llegada del jefe del Cuerpo de Ejército.

No se tenía aún ninguna noticia del lugar donde se encontraba el mando del XII Cuerpo de Ejército que, por el rápido avance del invasor, salió precipitadamente de Alcañiz, cuando las tanquetas italianas entraban ya en dicha población. Más tarde se supo que el propio jefe de Estado Mayor del XII Cuerpo de Ejército, fue apresado por el enemígo en dicha plaza. Del Ejército del Este, que había establecido un puesto de mando en la línea férrea de Barcelona a Zaragoza, a la altura de Fayón, no se tenían tampoco noticias.

Llega el teniente coronel jefe del XI Cuerpo a Bujaraloz. Sostenemos un cambio de impresiones y le doy a conocer la situación del frente. Convinimos en que debía apresurarse la organización de las fuerzas que estaban por los alrededores de Bujaraloz, pertenecientes al XII Cuerpo de Ejército y ponerlas en condiciones de ocupar línea, desde Caspe a Osera, ya que esta línea frente al río, estaba casi completamente desguarnecida. La artillería había pasado el río por el puente de Sástago, ya había sido reagrupada y puesta en condiciones de batir al enemigo.

Mientras tanto, el Ejército del Este, desde su P.C. instalado en la vía ferrea, procuraba por todos los medios establecer contacto con el mando del XII Cuerpo de Ejército, sin conseguirlo. Ante las circunstancias difíciles en que estaban colocados, el jefe del Ejército del Este, general Pozas, y su Estado Mayor, deciden que el jefe de su 4a Sección —comandante Sacanell— vaya a comprobar personalmente donde se encuentran las líneas propias y se oriente, al propio tiempo, del lugar donde puede hallarse el mando del XII Cuerpo de Ejército, que es el que tiene la responsabilidad de todo aquél sector.

El comandante Sacanell, después de rebasar Caspe, se encontró a la altura del puente de Escatrón y sin que encontrara antes ninguna línea continua propia, que el enemigo ya había ocupado dicho pueblo y, al ver llegar un coche, abrieron fuego contra el mismo, lo que le obligó a regresar inmediatamente. De haberse entretenido unos segundos, hubiera caído prisionero del enemigo.

En este mar de confusiones, el general Pozas se pone en contacto con el Xi Cuerpo de Ejército y dice al jefe del mismo lo que ocurre. Manifiesta su deseo de mantener un cambio de impresiones con los jefes de las Divisiones del Xi Cuerpo de Ejército, para estudiar la forma más eficaz de coordinar un plan de defensa, ante el hecho de la ruptura del frente en la parte sur del Ebro. El enemigo, entre tanto, ocupa Alcañíz y llega a las inmediaciones del Caspe.

Se celebra este cambio de impresiones en Sariñena. Allí fue cuando el mando del Cuerpo de Ejército y los de las Divisiones que las componíamos, nos enteramos de lo ocurrido en el sector del XII Cuerpo de Ejército. Fue una cosa verdaderamente inexplicable. La realidad, era catastrófica. Se había hundido todo un frente de gran importancia, sin apenas lucha. Las tres Divisiones que componían el XII Cuerpo de Ejército, la 24, la 30 y la 44 se encontraron desbordadas y sin posibilidades de hacer frente al enemigo, por tener todas sus fuerzas desmoralizadas y en franca huída. Con los mandos, ocurre lo mismo. El XII Cuerpo de Ejército, pierde el control sobre todas las fuerzas. Sale de Alcaníz y no se puede localizarse. Un verdadero desastre.

Se explica al general las medidas tomadas, para asegurar el sector del XI Cuerpo de Ejército, que ha sido alargado considerablemente, al perder el enlace del ala izquierda. Las aprueba y dice que va a ponerse en contacto con el estado Mayor Central.

En el afán de detener el avance del enemigo en el sector Sur-Ebro, el Estado Mayor Central dispone que, una Brigada de la 28 División —que tenía todas sus fuerzas en descanso de los alrededores de Monzón y Binefar— se traslade a los puntos de ataque del enemigo, y más tarde las dos Brigadas restantes de la División marchan también a reunirse con la misma, lo que dio como consecuencia el resultado de que no quedara en reserva en el sector Norte del Ebro ninguna unidad importante.

Dos días después llegan alguna Divisiones frescas de la parte de Levante.

El enemigo prosigue su avance, rebasando Alcañíz y dirigiéndose hacia Gandesa, encontrando en aquel sector una fuerte resistencia, que le oponen las fuerzas de maniobra, que han tomado contacto con él y logran, finalmente, detener su avance triunfal en aquél sector.

En la parte alta el enemigo, después de tomar Escatrón, se encuantra a la altura de Chiprana e inmediaciones de Caspe, donde han llegado fuerzas de aviación (infantería de aviación) que logran también detenerlo en principio.

La artillería, reunida en la otra parte del río y al mando del jefe de la 121 Brigada mixta, rompe fuego contra el enemigo, que ya llegaba en camiones a Escatrón, y consigue incendiar y destruir a varios de estos, que transportaban munición, lo que obligó al enemigo a detener el grueso de sus fuerzas, que ya no se atreven a continuar su avance rápido hacia Caspe, debido al apoyo que las fuerzas de la otra parte del río, prestan a esta población con el hostigamiento constante de sus armas.

No obstante, la resistencia que se opone y la hostilización incesante, no ceja en sus deseos de apoderarse de Caspe. Después de una ofensiva a fondo, en una batalla empezada por la noche y de muchas horas de lucha, logra ocupar lo que quedaba de aquella población, destruida casi completamente por las explosiones de artillería y los bombardeos de la aviación facciosa.

Ocupado Caspe por el enemigo, se establece finalmente una línea debil, pero línea al fin, en la margen del río.

Si se mira el plano, se verá palpablemente las condiciones dificilísimas en que se encuentran las fuerzas de la 26 División. A medida que el avance enemigo en el Sur-Ebro progresa, la 26 División queda en cuña, cuña que se hace más extensa cada día. Y necesita atender —además del extenso frente que guarnecpia antes del ataque, desde Osera hacia Puig-Ladrón, pasando por los Montes de Alfajarín y Monte Oscuro— a una línea que se establece desde la altura del puente de Sástago hasta Osera. La distancia en total que cubre esta sola División, es superior a 170 kilómetros (Según los reglamentos tácticos, una División debe guarnecer solamente 10 kms.). Claro está que se le han unido pequeñas Unidades sueltas, pero éstas, tienen sus fuerzas en un estado de desmoralización y agotamiento tan grande, y además el hecho de haber sido encuadradas en una División que no es la propia, hace que no se pueda considerar estas fuerzas como capaces de resistir un ataque de importancia del enemigo. Continúa, también, a pesar de todo y por falta de personal, cubriendo línea personal de servicios de la División, que desatienden su verdadera misión y trabajo, de intendencia, sanidad, municionamiento, etc. para guarnecer el frente.

El enemigo ha conseguido ya fijar toda la atención del Estado Mayor Central republicano, sobre el frente del Sur-Ebro. Allí se han acumulado las reservas —casi todas por el sector de Gandesa, para impedir un corte de comunicaciones entre Levante y Cataluña, lo que parece ser el inminente objetivo del enemigo— dispuestas a hacer frente a cualquier nuevo ataque.

Pero el enemigo, de improviso, inicia por la parte norte de Aragón, un violento ataque frontal, en dirección de Tardienta. Las fuerzas de la 32 División, que guarnecen aquél frente combaten duramente y contienen el ataque enemigo.

El XI Cuerpo del Ejército, en vista de la presión enemiga en el sector de Tardienta, ordena que la mayor parte de la artillería, afecta a la 26 División, se traslade al norte de Aragón. Con esta medida, se dejaba casi sin defensa artillera nuestro sector, ya bastante comprometido, por su difícil situación. Por su interés, transcribieron la conferencia telegráfica que se sostuvo con este motivo:

"Haz favor avisar jefe 26 División de parte comandante principal artillería del Cuerpo Ejército. —Presente jefe 26 División ¿qué desea? Aquí comandante principal de artillería que te abraza. Voy a dar orden que las dos baterías del 15,5 de Osera salgan para sector Huesca por cuyo motivo cursa orden al jefe del grupo del 7,5 de Monegrillo para que una batería del mismo preferible la 5 se ponga a las órdenes jefe artillería sector Ebro que indicará emplazamiento en frente Sástago." (Jefe División contesta): "me extraña tal decisión puesto que actualmente la 121 Brigada aún esta en línea en sector río y es la única reserva con que podría contar mi División y si además de esto nos retirais la mayor parte de la artillería ¿con qué debo contar para hacer frente a las contingencias que pueden presentarse motivadas por un ataque enemigo que parece probable según informes que tenemos y movimientos de fuerza frente a este sector?" (Dice comandante principal de artillería Cuerpo de Ejército): "Lo siento, pero las dos baterías del 15,5 son necesarias en el sector norte de Huesca y tu tienes que dar también esa batería del 7,5 para la sustitución estas." (Dice jefe División): "Obedezco las órdenes pero de todas formas hago constar que estas medidas no responden a las necesidades de este sector en las actuales circunstancias. Se hará lo que indicas pero desde luego y concretamente todo esto es contra el parecer mío, como jefe de la 26 División." (Dice comandante principal artillería): "Esta bien, lo pondré en conocimiento del mando para ver si es posible remediar en alguna forma lo que indicas y espero que me avises cuando salga la batería." (Jefe División): "Bueno, del resultado, ya me dirás lo que haya y se hará lo que dices. — Salud. Salud."

Aragón — La intervención rusa — El consejero ruso cerca del Ejército del Este.

Como puede verse, por la conversación transcrita, en nuestra guerra ocurre siempre lo mismo. Teníamos que acudir, con las pocas armas que contábamos, allí donde el enemigo nos citaba, por medio de sus ataques, desguarneciendo otros sectores. Nunca nos encontramos con medios suficientes, para hacerle frente dignamente. Esta realidad, queda también reflejada en otra conversación telegráfica, que vale la pena de transcribir:

"Avisa a jefe Estado Mayor 26 División. Presente jefe Estado Mayor de la División. Aquí jefe cuarta sección Estado Mayor Cuerpo Ejército que te saluda. Soy Roig. Oye, dime que pasa que pedís tantas granadas de mano, pues en nuestros estadillos de artillería consta que la 119 Brigada ha recibido desde finales enero 1350, aparte de las que tenían los batallones de antes. A la 120 se le han dado la orden de que se le entreguen mil granadas y cincuenta mil cartuchos. Contesta." (Jefe E. M. División): "Tu sabes las circunstancias graves que atraviesa División. Se han solicitado estas granadas con objeto suplir otros medios de combate que hacen falta. Incluso sabes marcha artillería. Y necesitamos contar con material ante enemigo que se mueve mucho frente a nosotros. Interesa arregles esto." (Jefe Cuarta sección, C. E.): "Comprendo circunstancias os obliga a solicitar esto. Pero debes tener en cuenta que secreto me impide decirte motivos por los cuales precisa restringir esta entrega. Tu ya los comprenderás. Diselo así al jefe de la División." (Jefe E. M. División): "Bien. Quedo enterado de lo que dices y se lo comunicaré al jefe de la División. Un abrazo. Salud. Salud."

Ya se puede comprobar, por estas conversaciones, como iba el asunto del material de guerra. Todo se restringía. El secreto, impedía decir concretamente que no existían, en realidad, municiones ni material suficiente.

El avance de las fuerzas enemigas en el sector Sur-Ebro, por su propia importancia y extensión, les colocaba en una situación un poco peligrosa, frente a las fuerzas republicanas. Es indudable que, después de haberse establecido la línea que parecía definitiva, frente a Gandesa, se hubiera podido preparar un ataque de envergadura que, partiendo de Pina, hubiera podido cortar completamente al enemigo, infiltrado en una extensión de más de cien kilómetros. Y esta delicada situación, hacía prever que la ofensiva enemiga no cejaría y que intentaría unas operaciones por la parte Norte, que completaran la primera fase de su ofensiva.

Por ello, la acumulación de material bélico que efectuaba en la plaza de Quinto, hacía esperar inmediatamente su acción ofensiva y ya se señalaba que la misma tendría lugar, vadeando el río Ebro, por las inmediaciones entre Gelsa Pina. Efectivamente, en la madrugada del día 22 de Marzo de 1938, el ataque fascista se inicia. Las fuerzas al servicio de la invasión, por un punto denominado Belloque, inicia el paso del río Ebro, por un vado facil de franquear. Sostienen un duro combate, contra las escasas fuerzas de guarnición —compuestas, como anteriormente se ha dicho, por fuerzas de la 120 Brigada mixta, pertenecientes a servicios auxiliares— consiguiendo instalarse en la margen derecha del río Ebro. Se combate durante todo el día, enconadamente. Fuerzas de una compañía —aproximadamente— de la 120 Brigada mixta, luchan contra un enemigo muy superior en cantidad y dotado de todos los elementos de combate necesarios. Finalmente, todas las fuerzas republicanas que luchaban en aquél sector quedan envueltas. Y la Compañía, quedó aniquilada completamente, aparte de algunos hombres que cayeron prisioneros. La situación se hace dificilísima. El enemigo, durante la noche, logra tender puentes sobre el río. No hay artillería para batirse —ya se ha reseñado que la artillería salió del sector de la 26 División, para trasladarse al norte de Huesca— La artillería enemiga se aproxima y bate plenamente, por retaguardia, a nuestras fuerzas. Se pide aviación y no llega esta. Va progresando el avance de los facciosos hacia Pina y La Atalaya.

Lo difícil de la situación, hace que intente personalmente ponerme al habla con el Estado Mayor del Aire. Telefónicamente es imposible. Y por teletipo. Consigo una comunicación con el jefe de operaciones de Aviación, comandante Visiedo, que transcribió literalmente:

"Que se ponga el jefe de Estado Mayor de la Aviación al aparato de parte del jefe de la 26 División. Presente comandante Visiedo, que te saluda. Hablare primero yo. Y te ruego que me digas por este medio todos los detalles que tengas de la ofensiva enemiga. Nosotros tenemos encharcados y haciendo lo imposible para salir al aire. Creemos que si no llueve para el mediodía podremos lanzar alguna escuadrilla de caza y dudo que podamos hacer nada con los de bombardeo. Ahoar tenemos en el aire una caza con muchas dificultades ha conseguido despegar y reconoce zona de río para localizar número puentes tendidos y fuerzas enemigas existentes. Puedes tener la seguridad que cuando se pueda acudiremos a ese sitio. No hay manera de hacerlo ahora por la imposibilidad material que te cito." (Habla jefe División): "Te has avanzado tu a lo que iba a pedirte. Comprendo dificultades citas pero es necesario ver aparecer cuanto antes algunos aparatos propios en la zona del río. Sobre todo para animar más aún a nuestros combatientes que están resistiendo frente a Quito rudos ataques. Por otra parte me comunican ahora que se ven volar por allí veinte aparatos de caza que se creían nuestros pero por lo que dices deben ser enemigos. El enemigo a pasado el río en una cantidad aproximada de cuatro batallones y un escuadrón de caballería por cuyo motivo se pueden asegurar han tendido puentes o pontones. Nuestras fuerzas resisten a pesar intensos bombardeos de aviación y artillería enemigos, por eso te repito y te insisto que es necesario de todo punto mandar algún aparato. Me dicen ahora que los cazas son enemigos y ametrallan intensamente. Interesa lo que te he dicho, que vuele nuestra aviación pronto." (Comandante Visiedo dice): "Enterado y te respondo que en ello se pone el máximo deseo e interés. Quizas antes de dos horas estaremos en condiciones de funcionar. Oportunamente te diré algo. A tus órdenes y un abrazo. ¿Nada más?" (Jefe División): "Nada. Un abrazo."

Ya puede verse por el documento transcrito lo crítico de la situación. Mientras nuestra aviació0n no podía despegar, por tener los campos encharcados, el enemigo, con la suya, batia enconadamente a los defensores de Pina y de las posiciones de La Atalaya. Finalmente cae el pueblo y esa importante posición en poder del enemigo. El Batallón de la 121 B. Mixta, que estaba en reserva de las inmediaciones de Montegrillo —única reserva de toda la División— sale precipitadamente para colocarse a lo largo de la carretera general, en el trozo comprendido entre Osera y el cruce de Gelsa. Pero teniendo en cuenta el trayecto a recorrer, que es mayor a 30 kms. y que esta distancia tiene que recorrerse a pie, no es de extrañar que las fuerzas no puedan llegar a su destino. Antes, encuentran al enemigo en su avance. Y sin tiempo casi para desplegar, entablan la lucha y logran de momento, paralizar su progresión. Se suceden rudas batallas en todo el sector. Más claramente que lo que podemos relatar nosotros, son los propios documentos existentes, los que pueden hacer comprender la forma en que se lucha. Y por esto, copiaremos literalmente las conversaciones telegráficas sostenidas con los mandos superiores:

Con el Ejército del Este:

"Llamar al aparato al jefe de Estado Mayor de la 26 División de parte de operaciones del Ejército Presente jefe Estado mayor. Aquí capitán Bosch de operaciones que le saluda. El jefe del Ejército quisiera saber si Batallón de la 121 Brigada que tenéis en reserva ha salido ya para su destino." (Jefe E. M. División): "Sí, ya ha salido en su mayoría y dos compañías se encuentran en cruce Pina, estando el resto a punto de llegar. —De paso te diré que la situación por este sector se va agravando por momentos. El enemigo ha tomado La Atalaya y Pina. Va en dirección de carretera Lérida-Zaragoza. La situación la considero muy grave y es preciso que lo antes posible se tome una determinación de acuerdo con las circunstancias." (Capitán Bosch dice): "Ahora va a hablarle directamente jefe Estado Mayor. He leído lo que hablabais. En este momento llamo a ministro Defensa Nacional al que informaré detalladamente de todo. Ya les comunicaré decisiones que tomen." (Jefe E. M. División): Muy bien. ¿Desea usted alguna cosa?" (Jefe E. M. Ejército): "No nada. Salud. Salud."

Otra conferencia con el Ejército del Este:

"Avisar a jefe División de parte jefe operaciones Ejército Este. Presente jefe División. Aquí Anglada que te saluda. Te he llamado para rogarte me des tu impresión personal sobre el paso del río por el enemigo." (Jefe División): "Aquí Sanz. Correspondo saludo. El enemigo a ocupado en este momento después de sufrir importantísimas bajas en el pueblo de Gelsa que estaba defendido por una compañía de la 120 Brigada mixta que ha quedado envuelta por completo abriéndose paso a bombazos. Caballería mora y fuerzas aproximadamente de tres compañías se dirigen a Ermita San Gregorio, yendo acompañadas de algunos tanques ligeros. La aviación enemiga actúa intensamente y la nuestra no da señales de vida. Esto desanima las fuerzas propias. La intención enemigo parece ser contar carretera general entre Gelsa y Pina. Hemos acumulado nuestras reservas allí consistentes en un solo batallón y todo el personal de servicios. Si no llegan pronto fuerzas de maniobra ante el gran movimiento que se observa en Quinto, de fuerzas y material, es probable que crucen el río mayores contingentes de personal y material y en este caso sería difícil sostenerlos en las posiciones ocupadas. " (Jefe operaciones Ejército Este dice): "Muy agradecido a tus noticias que enterare al general. Un fuerte abrazo. Salud." (Jefe División): "Se corresponde. Salud."

Otra conferencia. Esta solicitada por mí y sostenida con el jefe del XI Cuerpo de Ejército:

"Que se ponga jefe Cuerpo Ejército de parte del jefe de la 26 División —Presente jefe Cuerpo Ejército. Presente jefe 26 División que le saluda. Interesa consiga por todos los medios que aviación propia actúe entre Belloque y Val de Lerín, por dónde continúan cruzando fuerzas enemigas el río. Le comunico que con las fuerzas existentes, a pesar de replegarse el batallón de Farlete, no hay suficientes para contener ofensiva pues están llegando trenes a Quinto con muchas Unidades. El enemigo avanza rápidamente y parece ser quiere cortar carretera Francia entre cruce Gelsa y cruce Pina. Si se dispusiera de artillería, aviación y alguna Brigada de maniobra creo que se podría hacer ahora un excelente trabajo de castigo y se conseguiría que el enemigo abandonara sus propósitos y pasará nuevamente el río en dirección Sur." (Jefe Cuerpo dice): "Ya he dado cuenta de esto Ejército y lo haré nuevamente mandándole copia de nuestra conversación. Por el sector Norte se han rechazado ataques del enemigo con tanques y aviación." (Jefe División dice): "Muy bien. Espero que tome nota de lo que acabo de comunicarle pues yo vengo personalmente de comprobar el terreno invadido por el enemigo y he visto que nuestras fuerzas a pesar de los bombardeos del enemigo resisten bien. Pero esos refuerzos que pido son imprescindibles." (Jefe Cuerpo): "Muy bien. Comunicaré todo esto y pediré remedio. Salud. Salud.

Otra conferencia con el jefe del Cuerpo Ejército:

"Llame al jefe del XI Cuerpo de Ejército de parte del jefe de la 26 División. Presente jefe Cuerpo. Presente jefe División que3 le saluda. Como ya he comunicado antes por teléfono han sido cortadas las comunicaciones telefónicas que pasan por la carretera general por lo tanto en lo sucesivo tendremos que servirnos del enlace de Sariñena para hablar con Bujaraloz y Lérida. El enemigo ha ocupado la carretera general en el trozo comprendido desde cruce de Pina hasta más allá de La Atalaya. Opera con grandes contingentes de fuerza lo que permite continuar su avance. Por nuestra parte hemos perdido contacto con la parte o sea de La Atalaya al cruce de Gelsa. Se lo comunico para que abrevie la apropiación de medios para hacer frente a la situación. Por mi parte espero órdenes para lo que sea menester." (Jefe Cuerpo dice): "Enterado y ya está en camino un batallón que llega del Xº Cuerpo de Ejército. Además ya lo saben en el Ejército y el ministerio habiéndome prometido ponerle el más rápido remedio confiando en que ustedes como siempre sabían estar en su puesto hasta la llegada de los refuerzos prometidos." (Jefe División): "Bien. Pero tenga en cuenta que no se trata de un Batallón ni en una Brigada lo que ahora ya se necesita. A medida que pasa el tiempo la situación empeora. Después ya sabe usted que todo esto ocurre en el sector del Ebro que no es la División y que a pesar de ello tenemos que defender." (Jefe Cuerpo): "Ya nos hemos dado cuenta que la situación difícil de la División ante el avance del enemigo en su flanco izquierdo. Y miramos de parar como sea de momento el avance hasta la llegada de los refuerzos que le he dicho y si fuera preciso se tomarán en el acto las medidas que aconsejaran las circunstancias. Tengan en cuenta que no les olvidaremos y procuramos no desatender ninguno de los frentes. Mantenemos continuo contacto con el Ministerio y con el Ejército." (Jefe División dice): "Muy bien. ¿Me puede decir algo sobre la parte Norte?" (Jefe Cuerpo dice): "La línea ha sufrido una pequeña variación, el enemigo se ha colocado cerca de Tardienta pero aún conservamos el pueblo y la gente resiste a pesar superioridad de los atacantes. Por ahora no sabemos más sino que parece que el enemigo insiste en sus ataques a Tardienta y Sagarren pero parece que continúa la resistencia. Muy bien. Gracias. Salud. Salud.

Como se puede comprobar por las conversaciones telegráficas sostenidas, que acabamos de transcribir literalmente, el enemigo que había acumulado grandes medios, ha ido ensanchando considerablemente su cabeza de puente, hasta conseguir cortar las comunicaciones de la carretera general.

Esto crea a mi División una situación crítica y difícil. Aún manteníamos nuestras primitivas posiciones a 18 kms. de Zaragoza en los montes de Villafrance y Alfajarín. El enemigo, que combino su ataque en la parte Sur con otro por el Norte, reproduciendo sus esfuerzos anteriores sobre Tardienta, logra progresar considerablemente por el sector de la 32 División.

Cae Tardienta. Progresa el enemigo tomando Almuniente, Grañen y toma la dirección Barbastro-Sariñena.

La situación de la División es tan dificilísima, y el peligro de quedar envuelta completamente parece tan inminente, que queda reflejada exactamente en la conversación telegráfica que sostuve con el jefe de Estado Mayor del Ejército del Este y que dice así:

"Llamar al jefe de la 26 División de parte del jefe de Estado Mayor del Ejército del Este. Presente jefe de la División. Presente jefe Estado Mayor teniente coronel Linares que saluda al amigo Sanz en nombre del general y en el suyo propio. Conoce usted la situación creada por el paso del enemigo del río Ebro que se ha corrido hacia Pina y hacia Gelsa ocupando el vértice Atalaya y paso a exponerle la situación general en este lugar del frente. El Ejército cuenta allí con un batallón de la 121 Brigada pues el segundo que se ha pedido no ha llegado aún. Un batallón de la 145 Brigada. Uno que ha llegado ya de la 144 y otro que todavía no ha llegado, más un batallón de la 31 División. Se ha ordenado que un batallón de la 43 División ocupe Bujaraloz y organice su defensa. Las reservas anunciadas por el Estado Mayor Central tardan en llegar. De las dos Brigadas que podemos disponer, de una ha salido un batallón solo por falta de camiones. El otro saldrá quizás en estos momentos si llegan camiones. Vienen más fuerzas de otros frentes, y por estar camiones ocupados existe esta lentitud en el transporte. —En estas condiciones el general estima temerario de mantener a la 26 División en sus actuales posiciones por estar amenazado su flanco izquierdo y retaguardia. El general conociendo el prestigio de usted y el ascendiente que tienen con sus subordinados le pregunta si podría garantizar una retirada ordenadísima girando desde Monte Oscuro que se conservaría hasta La Almolda aproximadamente pasando por delante de Montegrillo. Esta línea se habría de señalar detenidamente para lo cual cuenta el general con el conocimiento que usted tiene del terreno. El general desea conocer su opinión y le ruego que me la de." (Jefe División dice): "Correspondo saludo. —Mi opinión es que si se contiene el avance del enemigo a la altura carretera que es donde se encuentra actualmente, podremos mantener nuestras líneas actuales pero siempre que se cubra debidamente nuestro flanco izquierdo que es por donde ataca el enemigo a fuerzas ajenas a la División. Precisamente en estos momentos no tenemos contacto con el flanco izquierdo desde cruce de Pina a Atalaya." (Jefe Estado Mayor Ejército dice): "El problema es este. El general no confía que las fuerzas actuales, casi todas de recuperación, resistan debidamente. Si hubiera estado allí la Brigada completa de reserva se hubiera tratado no de contener al enemigo sino de arrojarles contra el río. Y esta es la pregunta concreta: si las fuerzas encargadas de contener al enemigo por su izquierda no lo logran ¿cómo mantendría sus posiciones actuales?." (Jefe 26 División, dice): "Si el enemigo no es contenido enseguida es de suponer que amplíe sus puentes de Gelsa y Pina, marchará decididamente sobre Bujaraloz. En estas circunstancias y una retirada sin contar con ningún elemento y sin medios para poderla realizar en un frente tan extenso como el de nosotros tememos implicaría un mal resultado. Yo no me atrevo a garantizar una retirada ordenada de toda la parte que comprende desde Canteras a Monte Oscuro pasando por toda la sierra e Alcubierre ya que ello implicaría el agotamiento de las fuerzas en retirada que seguramente no podría mantenerse a lo largo de la cordillera de montañas comprendidas desde Monte Oscuro y los Monegros hasta Monegrillo que es la línea que me señala como definitiva. Hay un llano muy considerable entre Montegrillo y Bujaraloz que no veo forma de poderlo cubrir con las fuerzas que pudieran retirarse." (Jefe E. M. Ejército Este): "En caso de ordenarse una retirada seria conservando Monte Oscuro pasando por delante de Farlete – Montegrillo – Bujaraloz, apoyándose en las alturas al Oeste de esta carretera y aunque en momento no tuviese esa línea la consistencia necesaria tendría la ventaja de que la División no podría ser envuelta como ocurre con la actual línea pues es de esperar que ante el éxito obtenido por el enemigo con el paso del río esta noche pasen muchas más fuerzas a la orilla izquierda por el puente que tendieron y los otros que puedan tender en la noche de hoy pues es lógico pensar que el enemigo no se resignará a una situación crítica que podría crearséle si se conformase con una pequeña cabeza de puente cuyo único cordón ombilical podría destruir la aviación. Este es el problema planteado que con su perfecto conocimiento de la situación de hoy y del terreno se le pide su opinión para tomar la determinación más acertada." (Jefe 26 División): "Si no llegan refuerzos en cantidad para detener el avance, mi opinión es que ustedes oredene lo que debo hacer pues otra cosa sería para mí completamente fuera de lugar." (Jefe Estado Mayor Ejército del Este): "Dígame si considera usted que puede con sus fuerzas resistir en las posiciones actuales llevando algunas fuerzas suyas al sector Osera durante el plazo a que me refiero, que podría ser hasta la llegada de refuerzos que según me comunica el Estado Mayor Central están en camino desde diferentes Ejércitos o sea que la crisis está en unas 24 horas." (Jefe División): "Si conviene trataremos de mantener el frente que comprende desde Canteras a Osera sobre la nueva línea, siempre que por el flanco izquierdo con el cual no tenemos contacto, se pueda solucionar la cuestión de mantener a raya al enemigo. Desde luego, en las 24 horas que pide creo que podremos mantener la línea de Canteras a Osera si aguanta el flanco izquierdo ya que si no quedaría envuelta la División y se vería atacada por el enemigo desde la retaguardia." (Jefe E. M. Ejército): "Este enlace a que se refiere, es imposible en la noche de hoy pues habiendo ocupado el enemigo el vértice Atalaya, las fuerzas que lo guarnecían no están en situación de contar con ellas. De las unidades de la Agrupación Ebro usted mejor que nadie sabe lo que puede dar de sí." (Jefe División 26): "Ante esto que indica no veo otra solución que estoy a las órdenes de ustedes para hacer lo que manden." (Jefe E. M. Ejército Este):

"Bien, gracias. Salud en nombre del general y del mío propio. Bien. Salud. Correspondo."

La situación crítica de la División, se agrava por momentos. El Ejército del Este, no da ninguna orden. Pasan las horas. No se restablece contacto con el ala izquierda y el enemigo progresa rápidamente. La cuña donde se encuentra metida la 26 Division, es cada vez más profunda. Ello obliga a que llame directamente el Ejército del Este. El XI Cuerpo no contesta concretamente a nada de lo que se pregunta, dando siempre como respuesta: "lo consultaré al Ejército". y sostengo con el teniente coronel Linares, jefe de Estado Mayor, esta otra conversación.

"Avise jefe de Estado Mayor Ejército Este de parte del jefe de la 26 División. Presente jefe Estado Mayor. Aquí Sanz que le saluda. Precisa que me concreten sobre el cumplimiento de la orden que me insinuaba en la conversación anterior pues en caso de tenerla que llevar a la práctica precisa aprovechar las horas de la noche. Presente jefe Estado Mayor. Correspondo saludo. El jefe del XI Cuerpo Ejército ha recibido órdenes concretas que por lo que se refieren a esa División son el mantenimiento de la línea. Se ha dado orden al jefe del Cuerpo para que el batallón de la 121 Brigada que se había pedido pase a reforzar Osera. Le agradeceré me diga donde está el batallón de la 121 Brigada que había desplegados y que la 44 División no lo encuentra." (jefe División 26): "Aquí únicamente tenemos contacto con el batallón de la 121 Brigada que estaba antes en Farlete de reserva y que ya está ocupando posiciones al norte de la carretera desde Cantera hasta cerca del cruce de Pina, y, a su flanco izquierdo no tiene contacto con nadie. " (jefe E. M. Ejército Este). Y este que le pregunto ¿Sabe por donde está para ayudar a buscarlo? (Jefe División): "Los demás batallones de la 121 Brigada se encuentran a las órdenes de la Agrupación Ebro y no dependen de mí." (Jefe E. M. Ejército): "Aproximadamente no sabe su situación." (Jefe División): Tengo noticias de que hay fuerzas desde proximidades Atalaya por Lerín, a carretera Gelsa sin tener más noticias." (Jefe E. M. Ejército): "Según mis informes la 121 Brigada tiene tres batallones con Agrupación Ebro y uno con esa División. ¿Es así?" (Jefe División): "Sí. Exactamente, y por esto solo puedo darle la situación exacta del que depende de mi División que estaba antes en Farlete y ahora ha pasado a Canteras." (Jefe E. M. Ejército): "Bien. Muchas gracias. Salud. Salud.

Como puede observarse por etas dos últimas conversaciones telegráficas sostenidas con el jefe de Estado Mayor del Ejército del Este, existen unas incongruencias fundamentales, al referirse a la situación de la División. Mientras por una parte, se llama para pedir urgentemente si puedo garantizar una retirada ordenadísima, ante el hecho de que la División pueda facilmente ser copada, por otra, después de unas horas, sin haber llegado refuerzos, sin haberse dado ninguna solución a este asunto, cuando personalmente y en vista de la gravedad de los momentos, solicito que se me dé una orden que pueda evitar el inminente peligro de ser envueltos completamente, se me contesta, con vaguedades. Se me ordena continuar manteniendo unas posiciones imposibles de mantener, si no se cuenta con un apoyo eficaz en el flanco izquierdo. Se me pregunta por el paradero de unos batallones que ya no dependen de mi mando. Y se deja este grave problema por resolver, sin duda por falta de decisión en dar una orden. No se atrevían los mandos superiores a afrontar la responsabilidad de ordenar una retirada, retirada que aunque muy difícil de llevarla a la práctica, era la única solución existente, si no se conseguía detener el avance del enemigo.

Vemos así como el enemigo continúa progresando considerablemente en todo el frente del río. Que después de ocupar Pina, Gelsa y Velilla de Ebro se dirije desde Gelsa hacia la carretera general, que está ya sobre el punto denominado "cruce de Gelsa" que es el cruce de la carretera general con las de Gelsa y Monegrillo. No se toman resoluciones, mejor dicho no hay medios que oponer a su avance. Se piden refuerzos que no vienen. Y la 26 División, se ve abocada a la catástrofe. A punto de ser cercada completamente. Pero las fuerzas se mantienen todavía fir­mes en sus primitivas posiciones.

Tiempo después, hemos sabido que en el Estado Mayor Central, que se conoce la difícil situación de las fuerzas de mi División, se dispone que varios oficiales de Enlace —por diferentes caminos y medios— se dirijan al puesto de mando de la División —que no ha cambiado de lugar y se mantiene en Monegrillo, teniendo incluso ya el enemigo en retaguardia por el flanco izquierdo— para orientarse firmemente. Ninguno de estos enlaces, llega a mi puesto de mando. Todos, al ver el pánico que se manifiesta en el camino regresan sin atreverse a llegar al puesto de mando.

Hemos sabido también que el propio general Rojo (jefe del Estado Mayor Central) al ver que los Enlaces regresaban sin haber conseguido sus propósitos de entrevistarse conmigo, según nos indicaban personas con las que él había hablado sobre el particular, estuvo dos noches sin poder descansar, pensando solamente en la suerte que habría corrido toda la 26 División que, según el plano, se encontraba completamente cortada y sin posible retirada de las posiciones que mantenía.

No está quizás bien decirlo. Pero la realidad demostró que, en el único sitio donde se conserva la serenidad y el sentido común, es dentro del puesto de mando de la 26 División.

Y me doy cuenta de que no queda más que una solución. Solución heróica si se quiere, pero que no hay más remedio que tomarla. El Cuerpo de Ejército, ha cambiado de puesto de mando. Nadie sabe, de momento, donde está. El Ejército del Este, no responde a nuestras llamadas.

Convoco a los jefes de las Brigadas de mi División a una reunión, a la par que de antemano les indico que convoquen otra en sus respectivas Brigadas, con los jefes de Batallón, para celebrarla al terminar su conversación conmigo. En la reunión les ordeno que, en vista de que nada más queda un recurso, éste es, el de replegar todas las fuerzas del ala izquierda de la División sobre la Sierra de Alcubierre.

Esta solución hay que aplicarla inmediatamente. Aquella misma noche. Los jefes de las Brigadas, convienen conmigo que es necesario efectuar este movimiento. La orden empieza a cumplirse enseguida, lográndose que en aquella misma noche, las fuerzas que cubren el frente desde Osera a Monte Oscuro, giren sobre su eje y queden colocadas en línea a lo largo de la cordillera citada, pasando por delante de Monte Oscuro, Farlete y Monegrillo hasta La Almolda. Afartunadamente, aquella noche fue lluviosa y el tiempo, infernal. Esto hace que nuestros soldados puedan colocarse en forma de recibir dignamente al enemigo antes de que el mismo se aperciba del movimiento realizado e intente salir en persecución de nuestras fuerzas. La marcha fue penosa. Hubo hombres que tuvieron que andar más de 25 kms. en una sola noche, mientras otros, los que estaban más cerca, iban ocupando las posiciones señaladas de antemano.

En la parte norte de la División, se mantiene el mismo frente desde Monte Oscuro a Puig‑Ladrón. No se abandonan las posiciones primitivas, a pesar de los duros ataques del enemigo que por siete veces intenta romper el frente por aquel punto sin conseguirlo; la fuerzas de la 119 Brigada mixta, a pesar de haber perdido todo enlace a su derecha —debido a que el enemigo progresa por el sector de la 32 División, que es la que enlazaba Brigada— se baten con bravura y consiguen que, finalmente, desista de sus propósitos y cese en sus ataques. Las bajas causadas al enemigo en sus intentos de avance por aquel sector, fueron considerables.

La orden de repliegue, tuve que darla bajo mi exclusiva responsabilidad. Lo que los Altos Mandos no se atrevieron a ordenar, tuve finalmente que decidirme a hacerlo yo.

Y de esta forma, con escaso tiempo pudo salvarse de momento el peligro de que la 26 División quedara completamente copada. Peligro que, además era previsto por todos los Estados Mayores Superiores, pero parecía que no encontraban remedio al mismo y por fatalismo, dejaban abandonada a su propia suerte toda una División.

Suerte grande fue el esfuerzo realizado por los soldados en aquella jornada. Por una parte, los de la 119, batiendo eficazmente al enemigo. Y por la otra los de la 120 Brigada y de un batallón de la 121 Brigada, que con premura y rapidez, a pesar del obstáculo del mal tiempo, cubrieron la nueva línea asignada a la División.

No obstante la heroicidad de las fuerzas de la 119 Brigada mixta, que se baten desesperadamente contra el enemigo sin abandonar las posiciones, esta situación no puede prolongarse. El enemigo, progresa cada vez más en el flanco derecho de la Brigada, guarnecido, como hemos mencionado anteriormente, por la 32 División. El contacto entre la 119 Brigada mixta y la 32 División no existe desde hace horas, y su situación empeora ya que, aunque haga frente al enemigo, este se va infiltrando por su derecha y llegará el momento en que se situe detrás de nuestras fuerzas.

El Cuartel General de la División, que conjuntamente con las fuerzas se ha replegado durante la noche y ha establecido supuesto de mando cerca de Castejón de Monegros, se pone en contacto con el mando de la 119 Brigada y le da órdenes concretas. Estas órdenes terminantes son, que la Brigada prepare su primer repliegue, ya que el enemigo ha conseguido llegar hasta las inmediaciones de Sariñena y si ocupa esta población, queda cortada la única vía de comunicación que pueden utilizar. Se realiza el repliegue de toda la Brigada por Alcubierre, Lanaia, Pallaruelo, Sariñena, distancia muy superior a 50 kms. que hay que cubrir a pie. Y se ponen momentáneamente a salvo estas fuerzas, que se encontraban en situación tan crítica y desesperada.

La tropas, que han efectuado su primer repliegue en la noche anterior sobre los Monegros —120 Brigada, un batallón de la 121 Brigada mixta y todo el personal de servicios divisionarios— se han colocado, cubriendo la línea prefijada por mi Estado Mayor. El enemigo —que durante la noche no se ha apercibido del movimiento de nuestras fuerzas— a la mañana siguiente comprueba que las posiciones han sido abandonadas y se decide a salir de las trincheras, para tantear la situación.

A este efecto, envía patrullas de reconocimiento a explorar aquellos lugares. Durante el día, nuestras fuerzas no establecen contacto con el enemigo. No sucede así, en cambio, en el sector de la carretera general de Lérida a Zaragoza, donde el enemigo presiona constantemente, dirección Bajaraloz, plaza que le interesa verdaderamente alcanzar, ya que el nudo de comunicaciones de la misma, le facilitaría mucho su avance y, colocaría de nuevo a todas las fuerzas de la División en una situación difícil amenazándoles retaguardia.

Al día siguiente, las patrullas enemigas de exploración, sostienen vivos tiroteos con nuestras fuerzas en las inmediaciones de la Almolda. Poco después, avanza el grueso de la fuerza, precedido por tanques y se combate duramente durante toda la tarde en la mencionada población, que está defendida únicamente por un batallón de la 120 Brigada mixta.

Estas fuerzas que defendían la población eran las mismas que tanto quebranto causaron al enemigo, al intentar este avanzar desde Pina, hacia la carretera general de Zaragoza a Lérida.

El enemigo concentra todo su ataque contra Bujaraloz, empleando los medios de destrucción de que tan abundantemente dispone: la artillería, aviación y tanques. Se prevee la caída de dicha plaza. Ante ello, se ordena a las fuerzas que defienden La Almolda y a las situadas a lo largo de la Sierra de Alcubierre que replieguen en dirección a Castejón de Monegros, única vía que les queda libre.

Las fuerzas de la 120 Brigada mixta que se agrupan en los alrededores del puesto de mando de la División situado en Castejón de Monegros, reciben la orden de mil Estados Mayor de trasladarse a marchas forzadas, en dirección Pallaruelo y Sariñena, hasta rebasar es pueblo.

Desde Castejón, después de haber ordenado el precedente repliegue, me traslado a Albalate de Cinca, donde puedo localizar finalmente al mando del XI Cuerpo de Ejército, que no había habido manera de encontrar desde hacía días.

Allí recibo órdenes. Se dispone que establezca con mi División una línea desde Albalatillo, apoyada en el río Alcanadre, a las inmediaciones de Valfarta y Peñalba, pasando por detrás de Castejón. Y que mi P. C. quede instalado en Candasnos.

Comunico urgentemente a mi Estado Mayor esta orden. Y entonces se me informa que durante mi ausencia, el enemigo, ha tomado Bujaraloz y se encuentra a la altura de Peñalbe, siendo, por lo tanto, imposible establecer la línea ordenada por XI Cuerpo de Ejército, ya que ésta ha sido rebasada por el enemigo. Doy cuenta de ello al Cuerpo de Ejército, y este me dice, sin concretar como ni por dónde, que hay que salir al encuentro del enemigo, para contenerlo en su avance. Y que, mientras, tanto el Cuerpo de Ejército comunicará al Estado Mayor del Ejército la situación, para que sea éste el que disponga.

En realidad, va sucediendo lo de siempre. Hay que esperar órdenes superiores. Y cuando las órdenes llegan, han pasado varias horas y ya no pueden cumplimentarse, por impedirlo la constante progresión del enemigo.

Establezco mientras tanto, mi puesto de mando en Fraga y desde allí, salen a recorrer el frente varios oficiales de Enlace, para comprobar la situación de las líneas de defensa, que no existen más que sobre el papel— y ver de estudiar la forma de establecer una línea que pudiera ser consistente. A su regreso , no pueden ser más pesimistas. Las fuerzas de la Agrupación Ebro, que defienden el sector de la carretera general, han sido desbordadas y el enemigo se encuentra ya casi sobre Candasnos. El interés del enemigo por esta población es evidente. Allí hay el cruce de la carretera general de Madrid a Francia por la Junquera con la Candasnos Ontiñena.

Personalmente me traslado a Candasnos, para examinar la situación sobre el propio terreno. Y la deducción que saqué, era de que allí no se opondría una resistencia seria al enemigo. Que no se contaba con elementos para oponerla. Las fuerzas de la agrupación Ebro, se encontraban plenamente desmoralizadas. Y las de mi División, agotadísimas por las largas caminatas.

Encuentro al jefe de la 121 Brigada mixta, que había permanecido agregado a la Agrupación Ebro, al mando de tres batallones de su Brigada. Me pide instrucciones, ya que de la Agrupación no le dan órdenes concretas. Me explica que se vió en la imperiosa necesidad de replegarse del frente que ocupaba ya que el enemigo había tomado Gelsa y Velilla y que al replegarse vía Bujaraloz, el enemigo ya estaba en aquella plaza, por lo que no tuvo más remedio que disponer, que las fuerzas, campo atraviesa, pasasen de la carretera de Caspe‑Bujaraloz a la de Candasnos‑Caspe, cubriendo la línea sobre dicha carretera. Le indico que procure mantener su línea actual, y que si el enemigo le corta el paso por Candasnos, abandone las posiciones y se repliegue hacia la confluencia del río Cinca con el Ebro y que desde allí, procure establecer contacto con nosotros para poder ya, definitivamente, unir de nuevo la Brigada a mi División. Posteriormente, tuvo la 121 Brigada mixta que realizar este trayecto señalado, ya que el enemigo le cortó el paso a la altura de Candasnos.

Y principia a ocurrir lo incomprensible. Llegan en dirección al frente fuerzas de Carabineros, procedentes de retaguardia. Son fuerzas frescas, que no han combatido. Van transportadas en magníficos camiones. Y mucho antes de llegar al frente, sin descender de los mismos, hacen marcha atrás y dicen que van a reorganizarse. No sabemos donde irían a reorganizarse, unas fuerzas que no llegaron a establecer contacto con el enemigo. ¡Cobardes!

Mientras tanto, las fuerzas de mi División desfallecidas de cansancio. Han recorrido a pié distancias enormes en poco tiempo. Muchas veces, solamente para evitar ser copadas por el enemigo, que progresaba por ambos flancos, y sin tirar un solo tiro. Su estado físico, es lamentable. Hay soldados que se echan en las cunetas, diciendo que no pueden más. Tienen los piés hinchados. Están agotados plenamente.

Las órdenes incongruentes continúan recibiéndose. Se ordena ocupar líneas inverosímiles; cuando llegan nuestras fuerzas, se encuentran con que las mismas están en poder del enemigo. Todo se ordena con un mínimo de 24 horas de retraso. La falta de decisión en el mando del Cuerpo de Ejército, es evidente. No se atreve a dar una orden, sin consultar al Ejército. Cuando llega la respuesta de este, ya no hay tiempo de aplicarla.

Ante este mar de confusiones, decido trasladarme a Lérida —lugar del puesto de mando del Ejército— para plantear con toda crudeza la realidad de la situación. Fui allí acompañado de mi jefe de Estado Mayor.

Al llegar ante el edificio donde estaba instalado el Cuartel General, baja de otro coche el jefe de Estado Mayor Central, general Rojo. Nos saludamos y subimos juntos a visitar al jefe del Ejército del Este, general Pozas.

Me hizo la impresión que al general Pozas, no le satisfizo mi llegada y menos acompañado del jefe del Estado Mayor Central. Conocía que yo acostumbro a plantear las cosas sin paliativos, cuando era necesario. Pero disimuló su primera impresión al verme llegar con el general Rojo, superior suyo, y conociendo la amistad que a ambos nos unía, por haber convivido juntos cinco meses en la defensa de Madrid.

Sostuvimos un cambio de impresiones. Planteé la cuestión con toda crudeza. Era imposible sostenerse, si no se cambiaba de táctica. No podía admitirse que, fuerzas que llegaban de refuerzo, frescas, abandonaran el frente sin combatir y regresaran a retaguardia, con diversos pretextos. Esto no producía otro efecto que el de desmoralizar a las tropas que luchaban sin descanso hacía muchos días. Explico el agotamiento físico de las fuerzas, ante las largas caminatas que se nos hace realizar. De día combatiendo o permaneciendo en la línea. Y de noche, andando kilómetros y más kilómetros, sin ningún descanso. Les informo que el enemigo avanza cada vez más. Les digo que quizás Candasnos, en aquellos momentos, está ya en poder de las fuerzas al servicio.

Interrumpió el general Rojo, indicando que personalmente, había estado aquella misma mañana en Candasnos y que no creía posible que se hubiera perdido este pueblo. Le contesté que habían transcurrido ya algunas horas, y que tal como había visto el frente personalmente, por la mañana, estaba convencido que Candasnos había caído o estaba a punto de caer en aquellos momentos. La situación es difícil —dije— No puede contarse con las fuerzas que están agotadas. Hacen falta fuerzas de reserva. Yo no veo —añadí— más que una solución por lo que hace referencia a mi División. Y es que inmediatamente la misma se concentre en la línea de fortificaciones de Fraga, conocida por el nombre de "línea del Cinca". Si eso no se hace así enseguida, o llegan inmediatamente fuerzas de refresco, el avance enemigo no será detenido. Si se asigna a mi División la defensa de esta línea —continué diciendo— se conseguiría que mis fuerzas descansasen unas horas y estén en condiciones de aguantar allí los ataques del enemigo, que por limitarse hasta aquél entonces a bombardeos intensos de aviación, fuego de artillería y tanques operando solamente con pequeños núcleos de tropas, no podría pasar, si hombres decididos se oponían a ello. El grueso de la infantería enemiga, está alejado a bastantes kilómetros. Solo se necesitan hombres descansados, que paren a sus avanzadillas. Y si los de mi División pueden descansar solamente unas horas, podrían con probabilidades de éxito, mantener la línea del Cinca 24 o 48 horas, tiempo suficiente para que fuerzas de refresco, bien organizadas, releven a la División la cual, después de reorganizada y en unos dos o tres días, puede estar nuevamente en condiciones de batirse. Solo así se conseguiría detener al enemigo y la línea del Cinca puede quedar establecida ya como definitiva.

No se quiso atender mis explicaciones. Se me dijo que quería cederle demasiado terreno al enemigo. El Ejército aseguraba —y el jefe de E. M. C. coincidía con el general Pozas— que el enemigo sería contenido mucho antes de las líneas fortificadas Cinca.

Me retiré de la reunión, no sin manifestar antes que, de no tomarse un remedio como el propuesto u otro parecido, al día siguiente. Frega estará en poder del enemigo y dentro de los días, Lérida se vería amenazada seriamente por la invasión.

En vista de que nada se había solucionado, regresamos a Fraga. Al llegar, ya me dan la noticia de que Candasnos está en poder del enemigo, mientras que fuerzas que lo defendían se van retirando desordenadamente. Pasan las horas. No se tema por nadie ninguna resolución. Se ordena traslademos la División a la derecha del Alcanadre. Una caminata más, sin resultado positivo. Nos ponemos al habla con el Ejército del Este y le comunicamos lo que ocurre. Entonces, cuando ya no hay tiempo de hacer nada, se dice que pongamos en práctica la sugerencia expuesta por mí horas antes, lo que ya no es posible realizar por falta de tiempo. Me dice el Ejército, que en aquél momento trasladan el emplazamiento del puesto de mando más hacia retaguardia y que me enviará la dirección del nuevo puesto de mando, lo que no hace luego...

Y salimos con otra orden. Cuando el enemigo había conseguido vadear el Cinca por las inmediaciones de Torrente, se dispone que la División ¡por fin! Pase en situación de reserva, a la zona Albalante-Zaidín, en las inmediaciones y a lo largo del Canal de Zaidín. Las 30 División, se colocaría en línea frente anuestra fuerzas. Con gran sorpresa, al día siguiente nos enteramos que la 30 División, se ha replegado tranquilamente y nos ha dejado en primera línea. El P. C. de la División, fue emplazado en una casa al lado del Canal de Zaidín, Delante, se encontraban solamente las fuerzas de la Compañía de Ingeniero de la 120 Brigada mixta y las de la 30 División, que tenían que cubrir la línea. Detrás, descansando —solo pudieron hacerlo cortas horas— todas las fuerzas de la División. Y precipitadamente, sin tiempo, tenemos que establecer una línea, ya que la marcha de la 30 División nos coloca en situación difícil. Por el otro lado, Fraga ya está en poder del enemigo y este, rebasando el pueblo, se dirige sobre Alcarrás.

Recibimos entonces la orden de replegarnos sobre la carretera de Huesca a Lérida, hasta enlazar por el Norte con la 32 División, que debía defender la plaza de Binefar.

Este repliegue, se efectua combatiendo, debido a que el enemigo, no dejó de perder contacto con nuestras Unidades, que le causaron gran número de bajas.

Mientras tanto, el Xº Cuerpo de Ejército, que tenía su puesto de mando en Barbastro, desaparece de dicha Plaza, dejando a la Divisiones que lo componen menos que incomunicadas. En vista de ello, la 31 División que ocupaba la parte alta del Pirineo, sin hacer frente al enemigo, pasa la frontera y se interna en Francia, donde después de ser preguntados sus componentes por las Autoridades francesas si desean ser trasladados a la zona de Franco o a la republica, optan la mayoría de las fuerzas por volver de nuevo a formar parte del Ejército Popular de la República. Por lo visto, los que elegantemente pasaron la frontera y se trasladaron a Francia, no contaban con que el Gobierno francés les colocaría en dicha disyuntiva.

La 43 División, que también se encuentra en el Pirineo, ante los acontecimientos desarrollados en el frente de Aragón, adopta la postura cómoda de quedarse en su sitio y como al enemigo no le interesa el terreno que ocupa dicha División, por tener el camino abierto de la frontera por Canfrac, deja a la 43 en sus posiciones, posiciones que ésta mantiene durante varios meses, sin que su situación sea crítica ni mucho menos sino que, por el contrario, puede mantenerse en ella sin hacer el más pequeño esfuerzo.

Esto que es una cosa que no tiene nada de particular ni ninguna importancia, fue suficiente motivo para que una extensa campaña de determinada prensa, presentara ante la opinión pública a la 43 División, como una División heróica , mártir y no sabemos cuantas cosas más, cuando en realidad, esta División no había hecho nada absolutamente frente a los acontecimientos de la ofensiva enemiga en el frente de Aragón.

El Gobierno Negrín, premió a esta "heroica" División sus grandes gestas, consistentes en vivir comodamente durante unos meses sin pegar un tiro, concediéndole la "Medalla del Valor" y ascediendo a su jefe, mayor Beltrán, a teniente coronel. No nos hubiera extrañado que, incluso a este jefe del Ejército Popular, sus amigos en el Gobierno, le hubieran concedido el título de "Príncipe de Marte". Ni que decir tiene, se trataba de un incondicional del partido predominante.

Algunos mandos conscientes pretendieron, cuando la División 43 regresó a España después de su paso por Francia, se abriera una información para juzgar el proceder de los mandos de la División. Esta petición no fue atendida, consiguiendo solamente los solicitantes verse postergados y disgregados en otra distintas unidades.

¡Es así como se escribe la historia de la guerra española...!

En la parte del llano, las fuerzas del XI Cuerpo de Ejército continúan en su situación de repliegue. Unas unidades, ordenadamente y otras, sin ninguna cohesión.

El mando del XI Cuerpo de Ejército, que desde hace unos días vive en situación confusa, ha sido cambiado repentinamente.

Se me llama al puesto de mando del Cuerpo de Ejército y con gran sorpresa, me encuentro con un nuevo jefe. Es esté mayor Muntaner el antiguo jefe de la 44 División, aquella División que tuvo una actuación tan desastrosa en el Sur-Ebro, en los primeros días de la ofensiva facciosa en dicho frente.

Excuso decir que al mayor Muntaner, se le había dado a resolver una papeleta en extremo difícil, pues la situación no podía ser más confusa de lo que era en aquellos momentos. De todas formas, su permanencia en el mando del XI Cuerpo de Ejército fue tan limitada que no tuvo tiempo ni de darse cuenta de la propia situación de la Gran Unidad que tenía a su mando.

Las fuerzas de maniobra que se esperaban, desde hacía días, llegan por fín a Léida. La primera División llegada, es la 46, que manda "El Campesino". Pero estas fuerzas, no se adelantaron a tomar contacto con el enemigo, sino que rebasados unos escasos kilómetros de Lérida, establecen allí sus avanzadilla y organizan la defensa de aquella capital, defensa que fue eficaz y que permitió detener al enemigo durante varios días.

Este, al no poder progresar facilmente por aquella parte, maniobra por su flanco izquierdo, pretendiendo así envolver la capital, lo que consigue al tomar el pueblo de Almacellas.

Progresa después, dirigiéndose hacía la estación de Tamarite-Altorricón, donde se encuentra con las fuerzas de la 26 División, que entablan combate. La 13 Brigada mixta (Internacional) que tenía la misión de asegurar nuestro flanco izquierdo, no logra enlazar con las fuerzas de la 119 Brigada mixta y por la brecha abierta, el enemigo progresa completando el cerco de Lérida, que en parte cae en su poder, manteniéndose la línea, que queda ya definitiva, en la orilla del río Segre o sea en los Campos Elíseos y arrabales de Léridá.

Por la parte norte, las fuerzas de la 32 División, reducidas a un efectivo que no llega a mil hombres, tienen la misión de defender Binefar, pero debido a la desfavorable configuración del terreno, compuesto de grandes llanura, no puede mantener dicho pueblo y se repliegan hacia Tamarite, apoyándose los Montes de Litera.

Las fuerzas de la 26 División, que están desplegadas en la llanura comprendida entre los pueblos de Almenar, Alguaire, hasta la estación de Tamarite-Altorricón, no pierden en ningún momento contacto con el enemigo luchando consecutivamente. Ante el progreso constante del enemigo desde Almacellas hasta Almenar (pueblo situado a nuestra retaguardia) se dirijen hacia este último pueblo, para salir al encuentro del enemigo e intentar detenerlo en su avance.

Se organiza la defensa de Alfarrás, que corre a cargo de la 120 Brigada mixta. Los combates que allí se sostenienen, son durísimos. Pero se consigue el objetivo propuesto, que no es otro que l de detener momentaneamente al enemigo para dar tiempo a que las fuerzas que repliegan desde Tamarite, consigan colocarse a la altura de Castelló de Farfaña, estableciendo una línea delante del río Farfaña.

Los combates sobre Alfarrás, se suceden sin descanso. Ocupa este pueblo el enemigo y concentra allí grandes contingentes de fuerzas, para lanzarlas dirección Castelló de Farfaña. Ya se ve el marcado interés que tiene, por su dirección de ataque, de conseguir ocupar las fábricas de electricidad, situadas en la cuenca del río Noguera Pallaresa, que suministran fluido eléctrico a toda Cataluña.

La presión enemiga continúa siendo muy fuerte, y a pesar de la voladura del puente de Alfarrás consigue vadear el río y prosigue su avance.

Estando todavía el P. C. de la División instalado en las afueras de Castelló de Farfaña, se presenta allí el jefe de la 121 Brigada mixta, que después de haber pasado con sus fuerzas por Mequinenza, ha vuelto con éstas para reunirse con la División. Las fuerzas de su Brigada, permanecen frente a Balaguer, en la otra margen del Segre. Llega también una Brigada de refuerzo, la 104, que se pone a las órdenes del XI Cuerpo de Ejército.

Se recibe entonces la orden de que las fuerzas de la 120 Brigada mixta, crucen el río Segre y pasen a establecer línea en la margen derecha del mismo. Las de la 121 Brigada establecen también línea a continuación de la 120 Brigada mixta y enlazando por su izquierda con una Brigada de Carabineros, la que a su vez lo hace con las fuerzas del Campesino que están situadas por los arrabales de Lérida. A la 119 Brigada mixta se le ordena que permanezca detrás de Castelló de Farfaña, en segunda línea.

Teóricamente y según dicen las órdenes de operaciones, delante de la 119 Brigada mixta tenían que situarse la 104 Brigada mixta y la 32 División. Pero la realidad demuestra que al primer avance del enemigo, las fuerzas de la 119 se encuentran colocadas en primera línea y tienen que frente, combatiéndose duramente. La lucha dura muchas horas. La 119 Brigada mixta tiene infinidad de bajas, pero mantiene sus posiciones. Finalmente, el mando, ante la situación difícil que se crea a esta Brigada que lucha contra un enemigo muy superior, ordena que la misma cruce el río y se abandona el pueblo de Balaguer. La 104 Brigada mixta, ha cruzado anteriormente en forma desordenada, el río. Y la 32 División, en varias direcciones, cruzan el río, unos frentes a Balaguer y la mayoría lo vadean por las inmediaciones de Camarasa.

Después de quedar limpia la orilla derecha del Segre de fuerzas republicanas, el enemigo ataca fuertemente con duras preparaciones artilleras, intentando cruzar el río Segre, lo que no consugue a pesar de sus múltiples esfuerzos, por la resistencia que se le ofrece. Ante ello, toma la dirección de Tremp, partiendo de Castelló de Farfaña, sin que en su marcha encuentre nada más que una debil resistencia por lo cual consigue llegar a aquella población, continuando hasta Sort, donde se detiene ante lo accidentado del terreno y por la resistencia que le ofrece una Brigada, compuesta de personal recuperado. Consigue, no obstante la de Camarasa, que si bien no ocupa, es imposible sea utilizada, por encontrarse a tiro de fusil del enemigo. La 19 brigada mixta, recien llegada, cuida de la defensa de una parte de la línea del Segre. Por allí concentra su fuego el enemigo, consiguiendo pasar el río y establecer una cabeza de puente al norte de Balaguer. Intenta progresar, pero cabeza de puente al norte de Balaguer. Intenta progresar, pero tiene que desistir, por la ruda resistencia que se opone.

Y queda establecida una línea definitiva, a la cual se dio el nombre delinea del Segre.

Paralizado el avance enemigo en el norte de Cataluña, y establecida la línea del Segre, las fuerzas al servicio de la invasión, que han permanecido detenida varios días en el sector de Gandesa, repuestos sus efectivos de hombres y materiales bélicos, inicia un violento ataque con la intención de abrirse paso a toda costa y conseguir cortar las comunicaciones entre Levante y Cataluña, a la altura de los pueblos de Vinaroz y Benicarló.

Durante muchos días, se combate sin un momento de reposo. La aviación enemiga actúa constantemente, de día y de noche.

Existen allí concentradas, muchas fuerzas republicanas. Combaten en aquel sector la 25, la 28 y la 11 División, todas ellas veteranas, que obligan al enemigo a concentrar todos sus elementos y aún así, progresa lentamente.

Finalmente su superioridad se impone, consiguiendo cortar las vías de comunicación que unen Levante y Cataluña y llegar hasta el Mediterráneo. Una vez conseguido esto, se dedica el enemigo a la limpieza de su flanco izquierdo, consiguiendo llegar hasta el río Ebro, cuya orilla queda en su poder, estableciéndose una línea definitiva que se llamó "línea del Ebro", que marca el caudaloso río.

La lucha prosigue en aquel frente. Las fuerzas fascistas pretenden progresar, internándose en tierras levantinas y apoderarse de Castellón de la Plana. Esta vez su avance es muy lento, lo que permite a los mandos del Ejército republicano constituir una serie de líneas en retaguardia que más tarde le han de permitir cerrar el paso definitivamente a los invasores.

Con motivo del corte de las comunicaciones entre Levante y Cataluña, el frente republicano queda dividido en dos zonas: la Centro-Sur y la Catalana. En cada una de estas zonas se reorganizan las fuerzas, dándose el caso de que la 25 y la 28 División —formada en Cataluña— quedan adscritas al sector Centro Sur y la 11 y 45 División y algunas Brigadas sueltas procedentes del Centro— permanecen en el sector catalán.

Después de asegurado el frente del Ebro y el del Segre en la zona catalana se procede a una urgente reorganización de los efectivos de que se dispone. Y se le afectan dos nuevos Cuerpos de Ejército: El Vº y el XVº.

Los Cuerpos de Ejército de la zona catalana se dividen en dos Ejércitos, el del Ebro y el del Este. Adscritos al primero figuran el Vº, XIIº y XVº Cuerpo de Ejército. Y al segundo el Xº, XIº y XVIIIº Cuerpos de Ejército.

Ambos Ejércitos, dependen del Cuerpoo de Ejércitos de la zona Oriental (nombre que se da a la zona catalana) mando que es encargado de coordinar la actuación de los mismos.

Al finalizar el capítulo de la retirada del frente de Aragón, es obligada una conclusión. La que se puede hacer como resumen de todo lo ocurrido durante la ofensiva enemiga, es sencilla.

En primer lugar tenemos el caso de una División, la 44, que conjuntamente con la XI Brigada Internacional ante el primer movimiento de tropas enemigas abandona sus posiciones sin oponer una fuerte resistencia. Esto da como resultado que el enemigo cargue el grueso de su Ejército sobre el frente roto y progresa tan rápidamente que al cabo de pocas horas, el mando del propio Cuerpo de Ejército, se encuentre sitiado y tenga que salir todo el Cuartel General del mismo, en forma desordenada y con dirección inconcreta.

La 24 y la 30 División, que componen también el XII Cuerpo de Ejército ven perdida la cohesión y el control de su mando superior y al propio tiempo, se dan cuenta que no enlazan por sus flancos, ante el avance del enemigo, lo que las coloca en una situación de inferioridad y no pueden oponer una resistencia seria ya que el mal radica en el origen, o sea en la desordenada retirada de la 44 División. Si esta División hubiera opuesto resistencia al enemigo, aun suponiendo que este hubiera llegado a progresar, su avance no habría sido tan rápido, como lo prueba el que solo unas compañías de la 121 Brigada mixta bien situadas en los alrededores de Sástago, apoyadas por la propia artillería de la 44 División que han logrado reunirse a su alrededor, hacen frente al enemigo y logran, no solamente causarle copiosas bajas, sino incluso detener su avance hacia Caspe y Escatrón, en más de 40 horas.

El retraso en llegar las fuerzas de maniobra dependientes del Estado Mayor Central, contribuyente grandemente a que el enemigo aproveche este tiempo, en que la resistencia republicana es completamente ineficaz, para penetrar a toda marcha por medio de sus secciones motorizadas en Belchite, Hijar, Alcañiz y hacia Gandesa, dejando para ulterior despeje, la orilla del río comprendia entre Bonastre, Quinto, Azaila y Sástago.

En la parte norte, o sea a la margen izquierda del río Ebro era de prever, y así resultó cierto, que el enemigo intentaría complementar su primer avance, efectuando un ataque de flanco, de ruptura entre las fuerzas que guarnecían el río. Escogió el vado situado en Belloque, que por ser cercano a Fuentes, estaba dotado de excelentes .vías de comunicación, tanto por carretera como por ferrocarríl, logrando así concentrar en aquel punto un formidable contingente que no podía, en manera alguna, ser detenido por las escasas fuerzas que guarnecían el sector, por su insignificante cantidad ante la extensión de frente que tenían a su cuidado.

No se puede decir que los Estados Mayores del Cuerpo de Ejército, del Ejército e incluso el propio Estado Mayor Central, ignorasen la situación en que se encontraba, con carácter general la 26 División ni el extensísimo frente que tenía que cubrir con sus fuerzas. Además, sabiendo, como se sabía, que no se podía contar con las fuerzas desmoralizadas de la 44 División así lo reconoce el propio jefe de Estado Mayor del Ejército en una conversación telegráfica sostenida con la División— (conversación relatada anteriormente) era necesario contar con otras fuerzas, bien encuadradas y en número suficiente para ser colocadas de antemano en los puntos adecuados para responder y hacer frente a cualquier intento del enemigo de vadear el río.

Una vez conseguido el paso del río por el enemigo, solo cabía una esperanza. Era la de la acción constante de nuestra aviación y de nuestra artillería, lo que hubiera permitido evitar el paso de más fuerzas y a la par, la inutilización de la pequeña pasarela que en principio construyó. Pero la aviación propia no actua, y la artillería ha sido retirada el día anterior, para ser trasladada al sector norte de Aragón, lo que permite al enemigo poder construir, en menos de 24 horas, sólidos puentes, que le permiten atravesar el Ebro ya no solamente con fue3rza de infantería, sino incluso tanques, caballería y mulos cargados con toda clase de material.

Por lo relatado anteriormente, ya puede observarse que el progreso de las fuerzas enemigas por el sector del XI Cuerpo de Ejército.—después de atravesado el río— es mucho más lento que el observado en el sector del XII Cuerpo de Ejército. Ello es debido a que las fuerzas de la 26 División, al contrario de las de la 44, no dejan un momento de mantener contacto con el enemigo, consiguiendo causarle muchas bajas e incluso, en su penetración por las llanuras de los Alrededores de Pina de Ebro, dos Compañías de la 120 Brigada mixta, situadas en la Ermita de San Gregorio, diezman grandes contingentes de fuerzas de caballería, que pretendían explotar el éxito de su infiltración, persiguiendo a nuestras fuerzas en la inmediaciones del río.

En la parte norte de la 26 División, la 119 Brigada mixta se batió bravamente contra las hordas fascistas, que pretendían romper el frente por aquel sector, sin conseguir sus propósitos. Solamente consiguen avanzar allí, varios días después, cuando estas fuerzas reciben orden de replegarse lo que hacen en una noche.

La situación de esta Brigada era tan comprometida cuando realizó el repliegue, que recordamos lo mencionado en otra ocasión, de que el propio jefe de Estado Mayor Central se preocupó grandemente creyéndola totalmente perdida.

Si se hubiera tenido una visión clara de los acontecimientos en los Estados superiores, la línea del Segre, que más tarde quedó como definitiva, hubiera podido conseguirse más a vanguardia, en el Cinca, e incluso ofreciendo mayor solidez.

En la línea del Cinca hacía mucho tiempo que se trabajaba intensamente aunque las fortificaciones existentes eran lo suficientemente buena y de una solidez incomparable, para permitir conseguir desde ellas —contando con fuerzas de elevada moral combativa— contener al enemigo, en espera que las fuerzas de maniobra que se esperaban, llegasen allí y se consiguiera definitivamente estabilizar esta línea. Nadie, absolutamente nadie, hubiera podido franquearla, por su solidez, máxime que se tenía en cuenta de los hombres, es también limitada.

En resumen, podemos decir que por parte de los mandos superiores y Estados Mayores, se ha evidenciado un desconocimiento funesto de la situación propia y de los propósitos del enemigo. En general, se adoptaban los dispositivos de defensa con 24 y 48 horas de retraso y en el caso particular de la 26 División, en instantes ciertamente delicados, la Superioridad me pedía consejos, en lugar de dar instrucciones y órdenes concretas, demostrando una irresolución equivalente a la negación completa de los principios fundamentales del mando.

Todos los efectos apuntados, son aprovechados por el enemigo, que además cuenta con una superioridad de material evidente sobre nosotros, pero inferior no obstante a la que aparenta tener. En efecto, su máxima habilidad ha sido siempre la de simular una riqueza de recursos mayores a la real, especulando con sus éxitos iniciales, hasta crear entre nosotros un complejo de inferioridad, rápidamente derivado a una sensación de impotencia. Tanto como en sus recursos técnicos y armamento, su ofensiva en el frente de Aragón se ha basado en la desmoralización de las fuerzas republicanas, logrando con la falsa experiencia de una supremacía abrumadora. Desde los primeros días, utilizó en tierra y en el aire, todos los medios más espectaculares a su alcance, por ejemplo, mientras operaba al sur del Ebro simulaba, con falsa circulación de caravanas, una concentración de fuerzas ante las líneas de la 26 División, que no existía.

Otra de las habilidades más salientes del mando faccioso ha sido el saber crear nosotros, una fuerte depresión moral ante sus columnas motorizadas, aprovechando que sus fuerzas avanzaban en camión, mientras las nuestras replegaban a pié y por tanto, no llegaban a obtener nunca el necesario descanso, que les permitiera recuperar su valor combativo. En tal sentido, la retirada inicial, en una profundidad enormemente superior a la resistencia física de los soldados y de cualquier hombre, fue funestísima.

Siempre la maniobra más difícil, en todos los Ejércitos, ha sido la retirada ordenada, máxime en el presente caso, en que los factores morales, debido a las características de la guerra que sosteníamos en España y a la composición de nuestro Ejército tiene un valor elevadísimo y casi siempre decisivo.

Después de haber sido detenido en Cataluña, no dejó el enemigo de continuar presionando sobre el sector de Levante. Concentró allí grandes contingentes de hombres y material moderno de guerra. Su objetivo era el de apoderarse de toda la región levantina y, principalmente, Castellón de la Plana, Sagunto y Valencia.

Por esto no dejaba un momento de atacar, imposibilitando con ello que los mandos republicanos pudieran constituir una fuerte línea de resistencia, donde poder pasar definitivamente a las tropas invasoras.

En la zona catalana, el Ejército del Ebro y el del Este se encontraban ya en condiciones de poder operar, teniendo en cuenta que se había procedido a su intensa reconstrucción y más aún, si se tiene en cuenta que el primero de estos Ejércitos, estaba constituido por Unidades bien armadas y equipadas, por ser fuerzas que anteriormente constaban como de maniobra.

En vista de ello, el Estado Mayor Central republicano, concibió una operación de conjunto entre los Ejércitos del Ebro y del Este que tenía por misión la de tantear todo el frente catalán y producir una ruptura en este frente, con la intención de abocar todas las posibilidades en el lugar que la ruptura marcara más facilidades, para una rápida penetración en el campo enemigo.

Esta ocupación empezó a finales del mes de Mayo de 1938. El resultado de la misma, en conjunto, fue verdaderamente desastroso.

Solamente en el sector de Tremp, consiguen las fuerzas republicanas la mayor parte de los objetivos señalados por el Alto Mando. Se conquistaron los pueblos de San Román de Abella y Bastús y se causaron al enemigo miles de muertos y cerca de mil prisioneros.

En los otros sectores del Ejército del Este, donde s operaba al mismo tiempo, no pudo conseguirse nada de lo que el mando se proponía. Lo mismo ocurrió en todo el Ejército del Ebro.

Por ello, en espera de otra ocasión favorable, se terminó esta ofensiva, que de haber dado resultado, de acuerdo con los planes trazados, hubiera indudablemente causado un grave quebrando a la España franquista.


 

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